El 6,2% del Índice de Precios al Consumidor de septiembre deja un margen de un promedio mensual del 6,4% para lo que resta del año para que finalice con una inflación de tres dígitos, un desempeño altamente probable si se tiene en cuenta que aún están pendientes los aumentos en los servicios de electricidad, gas y agua derivados de una segmentación difícil de instrumentar, además del autotransporte, la medicina prepaga y las expensas.

Pero todos esos incrementos quedarían en un segundo plano ante la permanente suba de los alimentos, el rubro de mayor ponderación del IPC. Y las noticias de las dos primeras semanas de octubre no son buenas, a juzgar por el último informe de LCG.

Hasta el momento, el relevamiento de precios de alimentos de la consultora dirigida por Guido Lorenzo registró un aumento promedio del 2,2% semanal. «Se trata de una tasa mensualizada del 9%», alertó, para añadir que «de convalidarse esta cifra, supone un aporte de 2,6 puntos porcentuales a la inflación general».

«A estas subas se suma el aumento del 4% en Combustibles a principios de mes, la autorización de un incremento del 11% en las cuotas de las Prepagas y los aumentos previstos en tarifas de gas (aproximadamente 10,4%) y de electricidad (14,9%) que aportarían un valor marginal de 0,2 pp, pero aún no hay señales de su implementación en este mes», acotó.
Con ese panorama, LCG proyectó una inflación para octubre en torno a 6%.
«Con registros que difícilmente perforen estos niveles en el cortísimo plazo, para diciembre proyectamos una inflación en torno al 100% anual, la que entendemos funcionará como piso para 2023», indicó.

Asimismo, señaló que «por el momento no parecen existir anclas que permitan moderar las expectativas: el tipo de
cambio se desliza a un ritmo más acelerado pero todavía se percibe atrasado, las tarifas cuentan con un sendero de ajuste previsto para estos meses y se sobreentiende que la corrección se sostendrá el año que viene también, los salarios –al menos de los trabajadores formales, empiezan a reabrir paritarias con subas acumuladas de tres dígitos- y, quizá lo más relevante, la percepción de que el programa económico, que incluye el reacomodamiento de las cuentas públicas y límites a la financiación del Tesoro vía emisión, no cuenta con un apoyo político visible de toda la coalición de gobierno».

Por NP