Buenos Aires, jun 12 (ANP).- Que los días del matrimonio Menem-Yoma estaban contados era algo que se veía venir desde hacía tiempo, aunque nadie habría podido anticipar la forma tan poco cool en que iba a desarrollarse uno de los escándalos más comentados y publicitados en el país.

Corría junio de 1990 y pese a que en Argentina toda la atención estaba puesta en el Mundial que tenía a Diego Maradona como la gran estrella, el día 12 de aquel mes todos los argentinos hicimos un alto en nuestras preocupaciones futboleras para seguir de cerca el impensado desalojo de Zulema Yoma, quien por entonces era la Primera Dama.

Como pasaba cada vez que el Presidente Carlos Saúl Menem hacía alguna de las suyas, fotógrafos y móviles de todos los medios se apostaron a las puertas de la Quinta de Olivos para registrar en detalle cómo la custodia desalojaba a la esposa del mandatario y cómo le impedía el paso unas horas más tarde, cuando la empecinada señora regresó a la residencia oficial donde convivía -o mejor dicho, malvivía- con su infiel marido.

La imagen -sin precedentes en el mundo- recorrió la portada de todos los diarios del planeta haciéndonos quedar una vez más como los impresentables argentinos que siempre se las arreglan para hacerse notar (mal).

Es que aquel tortuoso matrimonio hacía tiempo que no daba para más, y Menem decidió ponerle fin al estilo peronista: con un estrafalario decreto (el Nº 1026) que desató un enorme escándalo mediático.

Unos días antes, previo a su viaje a Italia con motivo del inicio del Mundial, Menem habría dejado firmado el documento que le impedía a Zulema permanecer en la Quinta de Olivos, orden que se hizo efectiva estando ella con sus hijos. Varios agentes y funcionarios con el jefe de la Casa Militar, el brigadier Andrés Antonietti a la cabeza, tuvieron la penosa tarea de informar a Yoma que debía dejar la residencia sin más trámite.

Se dice que ante su negativa, llegó a las puertas de Olivos una llamativa ambulancia que nadie entendía muy bien quién había llamado y con qué propósito. Carlitos Jr., el fallecido hijo de la pareja, le advirtió a su madre que quizás había instrucciones de su padre de internarla en un psiquiátrico si ella hacía una escena de gritos y llanto. Sabiendo de lo que su marido riojano era capaz, Zulema siguió los consejos de su hijo y más tarde, cuando pretendió volver acompañada de su hija Zulemita, se le informó que tenía la entrada terminantemente prohibida.

En ese momento Zulema despotricó ante la prensa no sólo contra su marido sino contra todo su entorno. Que el Presidente la había querido matar poniendo un cocodrilo en la piscina, que pretendían separarla de su hijo «Carlitos», y que el hecho de que un presidente echara a su esposa del hogar conyugal era malo para todos y en especial para la imagen del país.

Al día siguiente, mientras Zulema le confiaba a sus allegados que tenía fe en una pronta reconciliación con el padre de sus dos hijos, él declaraba a la prensa: “no quiero retorno”. Y para que todo el episodio se viera todavía más ridículo, aclaró que «la Quinta de Olivos no es un bien ganancial», dando por sentado que la residencia en realidad le pertenecía a él.

Claramente, después de semejante papelón, no había manera de que Yoma y Menem pudieran recomponer aquella accidentada relación que los había unido por 24 años (y que estando en profunda crisis dos años antes, habían sido reflotada para mostrar una linda foto familiar durante las elecciones en las que Menem se hizo de la presidencia).

La muerte sospechosa de Carlitos Jr, ocurrida cinco años más tarde, hizo que ambos se trabaran en un enfrentamiento cruel en el que Zulema denunciaba que su hijo había sido asesinado mientras que Menem la acusaba de loca, de inventar cosas sólo para minar su gobierno. Años de disputas, agravadas por un nuevo matrimonio de él con la ex Miss Universo Cecilia Bolocco y por la aparición de un hijo extra matrimonial, hicieron de la distancia que los separaba un abismo insalvable.

Pero la vida da sorpresas, y vaya que Menem volvió a sorprendernos a todos. A 30 años de aquel vodevil que protagonizaron con el desalojo de Zulema, un reportaje publicado hace pocos meses nos dejó a todos con la boca abierta al mostrarnos a un Carlos Menem muy ancianito conviviendo otra vez con Zulema Yoma, su primera y sufriente esposa, como cualquier pareja de jubilados que se cuidan y acompañan, y diciéndonos que, en el final, ahora está claro que ella siempre fue la mujer de su vida. ¡Tomá!.

 

Por NP