Buenos Aires, mar 18 (ANP)- La Organización Internacional del Trabajo (OIT) reclamó hoy a todos los países “la adopción de medidas urgentes, a gran escala y coordinadas” para evitar que “la crisis económica y laboral” provocada por el coronavirus provoque un aumento del desempleo mundial en casi 25 millones de personas.

“Ya no se trata sólo de una crisis sanitaria mundial, sino también de una importante crisis económica y del mercado laboral que está teniendo un enorme impacto en las personas”, dijo el director general de la OIT, Guy Ryder

Guy Ryder, director general de la OIT

No obstante, la entidad admitió que “de haber una respuesta política coordinada a nivel internacional, como ocurrió frente a la crisis financiera mundial de 2008-2009, el impacto sobre el desempleo mundial podría ser significativamente menor”.

Las medidas reclamadas por la Organización en su presentación llevada a cabo en la ciudad suiza de Ginebra,  se basan en tres pilares: proteger a los trabajadores en el lugar de trabajo, estimular la economía y el empleo, y sostener los puestos de trabajo y los ingresos.
Entre los aspectos incluidos en las propuestas, figuran “la ampliación de la protección social, el apoyo para mantener el empleo (es decir, el trabajo a jornada reducida, las vacaciones pagadas y otros subsidios) y la concesión de ayudas financieras y desgravaciones fiscales, en particular a las microempresas y pequeñas y medianas empresas”, destacó la OIT en la presentación del informe “COVID-19 y el mundo del trabajo: Consecuencias y propuestas”.

Entre las diferentes hipótesis que consideró la OIT, se resaltó una “prudente” con un aumento del desempleo mundial en 5,3 millones de personas y otra “extrema”, en la que el incremento se eleva a 24,7 millones.

“En comparación, la crisis financiera mundial de 2008-2009 aumentó el desempleo mundial en 22 millones”.

Asimismo, la OIT prevé “un aumento exponencial del subempleo, ya que las consecuencias económicas del brote del virus se traducen en reducciones de las horas de trabajo y los salarios”.

“En los países en desarrollo, es posible que las restricciones al movimiento de personas (por ejemplo, de los proveedores de servicios) y mercancías en esta ocasión anulen el efecto amortiguador que allí suele tener el empleo por cuenta propia”, explicó.

Por otra parte, indicó que “las caídas del empleo también conllevan grandes pérdidas de ingresos para los trabajadores” que estimó en un rango “entre US$ 860.000 millones y US$ 3,4 billones a finales de 2020”.

“Esto se traducirá en caídas en el consumo de bienes y servicios, lo que a su vez afectará a las perspectivas de las empresas y las economías”. alertó.
También se prevé un importante aumento de la pobreza laboral, ya que “la presión sobre los ingresos resultante de la disminución de la actividad económica tendrá un efecto devastador para los trabajadores que se encuentran cerca o por debajo del umbral de la pobreza”.

La nota de la OIT advierte que la crisis del empleo podría afectar a determinados grupos de manera desproporcionada, y por consiguiente agravar la desigualdad.

Entre ellos se encuentran las personas con trabajos menos protegidos y mal pagados, en particular los jóvenes y los trabajadores de edad, así como las mujeres y los migrantes.

Ryder señaló que el mundo cuenta en esta situación con “dos herramientas clave que pueden ayudar a mitigar los daños y a restablecer la confianza del público”.

“En primer lugar, el diálogo social activo entre los trabajadores y los empleadores y sus representantes, es vital para fomentar la confianza del público y el apoyo a las medidas necesarias para superar esta crisis. En segundo lugar, las normas internacionales del trabajo proporcionan una base de probada eficacia para las respuestas de política que se centran en una recuperación sostenible y equitativa”, precisó.

 

Por NP