Buenos Aires, abr 26 (ANP)- La presión cambiaria, que en los últimos días generó un incremento en la cotización de las versiones libres del dólar, podría continuar más allá de la extensión de la pandemia del coronavirus y las medidas de aislamiento social, ya que estará condicionada tanto por la negociación de la deuda como por el crecimiento del déficit fiscal y la caída de las exportaciones.

Así lo sostuvo la consultora Invecq, que puso en duda el resultado de las negociaciones con los acreedores externos y advirtió que el creciente déficit impulsa la emisión monetaria y que, más allá del aumento del superávit comercial, la considerable caída de las ventas externas es otro bloqueo al ingreso de divisas genuinas al país.

“Más pesos disponibles como consecuencia de la expansión fiscal se encontrarán entonces con menos dólares como consecuencia del deterioro exportador. Mientras esta sea la combinación de variables exógenas, el resultado en el mercado cambiario difícilmente sea una estabilidad en la cotización de la moneda extranjera”, se alertó en el último informe de la entidad dirigida por Esteban Domecq.

Por el contrario, el economista advirtió que “con expectativas de mayor emisión en el corto plazo y exportaciones deteriorándose, cabría esperar que los mercados de cambios permanezcan bajo presión por bastante tiempo más”.

Las previsiones de Invecq se dieron a conocer luego del aumento de las cotizaciones del dólar en el mercado paralelo o “blue”, así como en sus versiones MEP y Contado con liquidación, además de los pequeños ajustes periódicos del dólar oficial.

La consultora consideró que para el equipo económico liderado por el ministro Martín Guzmán “las presiones cambiarias en los mercados paralelos responden a movimientos especulativos alentados por un momento de incertidumbre pasajera, como consecuencia del proceso de negociación de la deuda que se está llevando a cabo” y que “una vez destrabado el conflicto con los bonistas, ocurrirá una mejora de las expectativas y una disminución de la incertidumbre que se reflejará en cotizaciones más acordes a la realidad”.

La visión de Invecq no comparte el optimismo oficial y, por el contrario, indica que “aún está por verse el éxito del gobierno en la negociación de la deuda pública con los acreedores externos”, mucho más cuando “los bonistas ya han expresado que no están dispuestos a aceptar” la propuesta presentada.

“Existen fondos con tenencias de bonos argentinos que a diferencia de lo que piensa el gobierno no comparan el valor de los nuevos bonos solo con el valor actual del mercado para analizar sus pérdidas o ganancias en caso de aceptar la propuesta, sino que también consideran el valor de acudir a los tribunales y ganar un juicio contra la Argentina, lo que, según especialistas, es altamente probable a la luz de los antecedentes recientes”, planteó.

Pero al margen de la negociación de la deuda, Invecq destacó la existencia de “elementos suficientes” para pensar que “el mercado (o los mercados) de cambio estarán bajo presión durante el tiempo que tenemos por delante”.

“Sólo podría pensarse en una estabilización una vez superada la pandemia y emprendiendo un cambio en la configuración de política económica que estableció el gobierno aún antes de que el coronavirus comenzara a ser noticia”, subrayó.

Los “elementos suficientes” señalados son principalmente “el déficit fiscal y la dinámica de las exportaciones”, dos variables en las que no hay precisamente buenas noticias.

“El resultado fiscal primario pasó durante el primer trimestre de un superávit de $10.000 millones el año pasado a un déficit de casi $160.000 millones; en términos del PBI de 0% a -0,5%, volviendo a los niveles del año 2016”, indicó, al tiempo que advirtió que ese déficit se está “financiando con impresión de nuevos billetes desde el BCRA”.

En ese sentido, evaluó que “las perspectivas para el año completo son muy pesimistas en este sentido y es esperable que las finanzas públicas muestren el mayor deterioro de los últimos años y la expansión monetaria alcance valores realmente peligrosos”.

Pero además, el superávit fiscal dejó de sustentarse en la caída de las importaciones y una leve mejora de las exportaciones, ya que en los últimos meses ambas variables registran descensos.

“En los últimos cuatro meses las ventas de bienes y servicios al exterior se contrajeron sistemáticamente (a una tasa promedio mensual del 7%), algo que no ocurría desde el año 2014. Durante el primer trimestre del año, las cantidades exportadas se redujeron un 5% y sumado al efecto de precios, los dólares obtenidos tuvieron una reducción del 7% interanual”, alertó.

Al respecto, Invecq señaló que “ni bien la economía intente comenzar un proceso de recuperación las importaciones tendrán una respuesta rápida (como se ha corroborado en innumerables episodios) que las exportaciones aparentemente no están en condiciones de acompañar”.

En caso de aparecer ese escenario, sin el ingreso de dólares (o con un ingreso menor al actual) por la vía del comercio exterior, con un mayor déficit fiscal y sin una solución satisfactoria en la negociación con los acreedores, “cabría esperar que los mercados de cambios permanezcan bajo presión por bastante tiempo más”, finalizó Invecq.

 

Por NP