BUENOS AIRES (ANP) La aceleración de la inflación desbordó las expectativas más pesimistas, al punto que la mayoría de las consultoras previeron que el Índice de Precios al Consumidor de septiembre, si bien iba a volver a ser de dos dígitos, se ubicaría por debajo del 12,4% de agosto.

Con todo, el 12,7% no solo es engañoso por la presión a la baja que representan los precios regulados, sino que la disparada de los dólares alternativos (los financieros y el blue) que se desató en octubre, convirtieron a ese porcentaje casi en una meta deseada para lo que resta del año.

La irresponsabilidad de un gobierno plasmada en un ministro que debe contener el gasto que a su vez es un candidato que no tiene mejor idea que incrementarlo, impide realizar un pronóstico más o menos certero para lo que resta del año, si a la vez se le suma la incertidumbre propia de una campaña electoral con una administración que ya no dispone de herramientas para hacer frente al menor atisbo de una corrida cambiaria.

El nuevo escenario que se abre con este nuevo nivel inflacionario, que llevó la tasa interanual al 138,3% (la más alta desde agosto de 1991), obligará a todos los analistas a recalcular sus proyecciones. Es el caso de la Fundación Libertad y Progreso, cuyo economista jefe, Eugenio Marí, reseñó esa situación de incertidumbre: «Con los primeros datos de octubre, el ritmo de suba de los precios apuntaba a que el IPC del mes volvería a estar en un dígito y cerraría por debajo del 10%. Sin embargo, con la profundización de la corrida contra el peso y el arrastre de septiembre, lo más probable es que el mes vuelva a estar en los dos dígitos. Si, encima, sobre esto ocurre un nuevo salto del tipo de cambio oficial sin programa económico, entonces octubre podría quedar incluso por encima de agosto y septiembre».

«De cara al futuro, probablemente el registro de inflación mensual de septiembre deba considerarse como un nuevo piso», sostuvo al respecto la consultora LCG, que luego de referirse a las distorsiones generadas por la brecha cambiaria advirtió que «es probable también que este impacto no se circunscriba a octubre».

En ese sentido, señaló que «registros de inflación de 12% mensual hasta fin de año, equivalen a que 2023 cierre con una inflación del 190% anual (130% anual promedio)», un valor que, agregó, «deberá tomarse como piso».

Un salto de la inflación mensual al 13,9% no parece nada descabellado a la luz de los resultados de agosto y septiembre, muy a pesar de los pronósticos forzadamente optimistas del viceministro Gabriel Rubinstein. Es el promedio mensual para el último trimestre para que el año cierre con una inflación del 200%. Una realidad impensada hasta hace pocos meses y que despierta nuevos temores sobre lo que nos espera para 2024, cualquiera sea quien resulte ganador en las elecciones.

 

Por NP