Consultado sobre el impacto local, Elizondo subrayó «el creciente peso del sector energético en la economía argentina» ya que la gran mayoría de las inversiones que están presentadas bajo el RIGI (Régimen de Incentivos para Grandes Inversiones) tienen que ver con el área energética.
«Este tipo de acontecimientos claramente sube los precios e incentiva la inversión, además de mejorar el resultado de las exportaciones y, en la medida en que todavía incremente más la inversión, Argentina puede transformarse en un gran proveedor confiable de energía, de gas y petróleo en el mundo», pronosticó.
En relación a los últimos números de la balanza comercial argentina, Elizondo aclaró que lo ocurrido el año pasado, cuando el país registró un superávit comercial récord de US$18.000 millones, «es una situación no repetible».
En este sentido, explicó que se trató de «un fenómeno extraordinario por la fuerte represión de importaciones», acompañado por el rebote de la actividad y el crecimiento de las compras al exterior. «Lo normal es que crezcan las importaciones, incluso después de muchos años de importaciones reprimidas por culpa de administraciones anteriores», agregó.
Según las estimaciones de Elizondo, en 2025 también se logrará superávit comercial aunque «reducido, estará en alrededor de los US$6.000 millones a US$7.000 millones».
Por último, reiteró que «Argentina debe exportar más ya que apenas explica el 0,3% de todas las exportaciones mundiales», cuando debería estar en el 0,5% de acuerdo a la dimensión de su PBI.
«El país no tiene un problema de demanda sino de oferta, por lo que necesita más inversión y más capacidad productiva», concluyó.