Buenos Aires, abr 27 (ANP)- La Argentina necesitará del petróleo y el gas si pretende que su economía vuelva a crecer pero al mismo tiempo “no se puede permitir” volver a tener un déficit en su balanza comercial energética como el de la segunda Presidencia de Cristina Fernández de Kirchner, ya que no cuenta con acceso al financiamiento internacional.

De acuerdo con la visión del director de la consultora Invenómica, Pablo Besmedrisnik, el sector hidrocarburífero deberá ajustar sus metas a un escenario “realista” y pasar a ser el que “apuntale al resto de la economía proveyendo energía en cantidad y buen precio”, en vez de convertirse en “un cepo que requiera de divisas justamente en un contexto de escasez”.

“La Argentina, si es que pretende en algún momento retomar un sendero de crecimiento luego de doce trimestres de persistente caída de su PBI, necesitará de la energía que venía produciendo hasta la fecha, y de más”, enfatizó.

 

Al respecto, Besmedrisnik puntualizó que los problemas del sector hidrocarburífero en el país son previos a la irrupción del coronavirus, aunque admitió que los perjuicios generados por la pandemia no son “menos dañinos” que los previos.

Es así que sostuvo que “hoy la política pública enfocada en el sector debe estar orientada a contener las pérdidas y evitar la destrucción del aparato productivo y de su infraestructura” para no caer “en proyectos mucho más costosos como a todas luces es la importación de energía”.

El director de Invenómica hizo referencia al “brutal déficit comercial externo argentino, que generó un efecto calamitoso sobre el mercado de cambios” y que entre 2004 y 2019 representó un drenaje de “más de u$s 32.000 millones”.

“Si se pretende restablecer un sendero de crecimiento, la Argentina necesitará energía, y no hay espacio financiero ni de ningún tipo para que la energía provenga masivamente en el corto y mediano plazo de fuentes distintas del gas y el petróleo predominantemente domésticos”, indicó.

Pero el inconveniente central es que para abastecer esa demanda “el ritmo de producción de gas y petróleo no crecerá en la actual coyuntura”, tras la interrupción del crecimiento en la segunda mitad de 2019, con el congelamiento de precios.

En ese sentido, Besmedresnik subrayó que “la inestabilidad macroeconómica y las dudas sobre la real viabilidad económica y financiera de Vaca Muerta, ya venían lastimando con fuerza los proyectos de expansión bastante tiempo antes de que el Coronavirus fuese un término familiar”.

Asimismo, “la declinación de los pozos existentes y la falta de incentivos económicos concretos para perforar nuevos, terminarán redundando en una menor producción en el corto plazo”, agregó.

Con la nueva realidad surgida con la pandemia, con un mercado de hidrocarburos que difícilmente vuelva en el mediano plazo a los precios de 2019, “el sector debe pensar en rediseñar tanto su estructura como sus metas” sin pensar en “proyectos de infraestructura de gran envergadura como puertos, mega plantas de licuefacción o grandes gasoductos exportadores”.

“El sector debe tener un plan directriz, ajustando las metas a nuevos y más realistas escenarios, replanteándose los objetivos de mediano y largo plazo”, planteó.

Besmedrisnik reclamó “un baño de prudencia y sensatez” con el que podría “constituirse en un sector que apuntale al resto de la economía proveyendo energía en cantidad y buen precio, abastecer prioritariamente y de forma fluida al mercado interno, apalancando la competitividad”.

Y a diferencia de lo ocurrido hace casi una década, advirtió que no puede convertirse en “un cepo que requiera de divisas justamente en un contexto de escasez”.

 

Por NP