Si la condición de ser pobre es en sí misma una desventaja respecto del resto de la sociedad, el primer tramo de 2023 no hizo más que profundizar esa desigualdad, ya que la inflación fue mayor para los deciles de menores ingresos y, además, los salarios tampoco evolucionaron de manera uniforme y beneficiaron más a los sectores medios.

A esa conclusión arribó la consultora Ecolatina, en un informe en que el precisó que «en cada uno de los primeros cuatro meses del año la inflación mensual para los deciles más bajos fue mayor que para los de mayores ingresos, acumulando un 33,1% para el decil 1 y 30,7% para el decil 10, una diferencia no menor».

«De esta forma, el proceso inflacionario se volvió aún más regresivo en lo que va del año», ya que «la inflación de los hogares más pobres es mayor que la de aquellos hogares con mayores ingresos», señaló la entidad. 

Ecolatina atribuyó esa diferencia a «una mayor dinámica relativa de los precios de los alimentos», que en el primer cuatrimestre aumentaron un 41%, nueve puntos porcentuales más que el 32% del nivel general.

«Por esta razón, los alimentos y bebidas explicaron casi la mitad de la inflación de los hogares más pobres (48,3%) en lo que va del año, mientras que para el decil más rico la incidencia fue de 20,4%», completó.

También sostuvo que «la actualización en las tarifas de servicios públicos(gas, electricidad, agua y transporte público) que se viene efectuando desde finales de 2022 tiene asimismo un componente regresivo en materia de precios», debido a que «su consumo es ineludible y representa un porcentaje mayor del gasto de los hogares de menores recursos», con el 15% de la canasta del primer decil y 10% del décimo.

«Si bien la tarifa social está operativa, protegiendo a las familias de los primeros deciles, la ‘porosidad’ de la segmentación (hogares que no se inscriben, fallas en la implementación) hace que este sea un problema adicional para algunos de los hogares de menor ingreso», añadió. 

Pero Ecolatina advirtió que también los ingresos laborales se movieron de manera dispar: en el primer trimestre el salario nominal asociado a hogares de menores ingresos creció 1,1 punto porcentual por debajo de aquellos vinculados a los de mayores ingresos, una diferencia que se amplía a 13 puntos en la variación interanual.  

«Asimismo, cuando se lo compara con la inflación del primer trimestre vemos que los ingresos laborales reales llevan una pérdida real para el 60% más pobre, mientras que los últimos 4 deciles crecieron en términos reales», explicó.

Para lo que resta del año, Ecolatina consideró que «la probabilidad de que los alimentos sigan aumentando a un mayor ritmo en los próximos meses no es menor, teniendo en cuenta la sequía que afecta la oferta de frutas y verduras, sumado a un acotado impacto del programa Precios Justos para mantener contenidos a los alimentos frescos».

Por el lado de los ingresos, quienes disponen de mejores mecanismos para afrontar una eventual aceleración de la inflación son los trabajadores registrados, a través de los acuerdos paritarios, lo que favorecería comparativamente a los deciles de ingresos más altos. 

Por NP