BUENOS AIRES (ANP).- Inentendible y maravillosa es la memoria del argentino promedio que puede recordar detalles insignificantes de nuestro primer Campeonato Mundial de Fútbol, allá en 1978, y al mismo tiempo olvida todos los daños que nos causaron políticos, líderes sindicales cómplices y empresarios inescrupulosos en los 90’.
Luego de las últimas elecciones, nos encontramos nuevamente con un cambio de rumbo. Con un presidente libertario, Javier Milei, quien afirma estar en contra de la casta política, pero de manera absurda reivindica la gestión de la década del ‘90 del peronista Carlos Saúl Menem.
Es increíble cómo funciona la mente colectiva argentina que cree recordar períodos de supuesta bonanza cimentada en relatos épicos que disfrazaron la carrera vertiginosa al precipicio en el que nos fuimos sumiendo inevitablemente.
Los gobiernos signados por las mayores crisis coinciden con procesos desestabilizadores del aparato peronista y en menor medida, pero no insignificante, impericia del poder de turno para denunciar y revertir el proceso corrupto anterior que generó el problema.
El argentino de a pie vota con golpes de timón pidiendo milagros a un líder opositor como si fuera un mesías exigiéndole nos rescate en un período de tiempo muchísimo menor al que conscientemente otorgaron antes a aquellos mafiosos que instauraron el robo de nuestros recursos y futuro.
El argentino promedio defiende a uñas y dientes cualquier gestión si logró darle algún beneficio económico, por menor que sea. En contrapartida, denosta también a cualquier proceso que le quitó algún beneficio por más que éste fuera en perjuicio de la mayoría o incluso producto de algún recoveco legal.
En forma impensada para quienes vivimos la crisis del 2001, surge un movimiento de gente reivindicando toda la gestión de Menem por lo que consideran un éxito económico, que sirvió de base para el estallido del Plan de Convertibilidad en manos de Fernando de la Rua (UCR).
Errar es humano pero en Argentina es condición natural. A pesar de estar de acuerdo con un gobierno más eficiente y compacto estoy en contra de regalar los recursos del país tanto a compatriotas como a capitales extranjeros como se hizo en los 90’ y se pretende repetir ahora.
Considero necesario destacar algunos “logros” maravillosos del período menemista para quienes no lo vivieron y hablan sin saber, como cualquier argentino de bien que se digne de serlo, aprovechando a desenmascarar a quienes reivindican este período.
En primer lugar me gustaría recordar a Luis Barrionuevo, hasta no hace mucho compañero de ruta de Javier Milei, con su frase de 1990 que sostenía que “Tenemos que dejar de robar por lo menos 2 años” para que junto con Menem, saliera el país hacia adelante.
Siguiendo el leitmotiv podemos recordar la frase de “Yo robo para la corona” del hace mucho tiempo empresario José Luis Manzano, sumado a sus turbias intervenciones en privatizaciones de Aerolíneas Argentinas y ENTel para recibirse de maestro de la impunidad tras la ampliación de la Corte Suprema de Justicia brindando así la mayoría automática favoreciendo a los amigos del poder y absolviendo a Menem siempre que pudo.
Si, el mismo Manzano del caso Skanska de Kirchner y amigo de Sergio Massa y Daniel Vila.
Podemos continuar con Miguel Ángel Vicco, secretario privado de Menem, que vendió al Estado 2.000 toneladas de leche en polvo en mal estado destinada al Programa de Atención Materno Infantil (1991) mientras su grupo económico era acusado de tener una deuda con el BCRA de US$ 50 millones.
La irregular subvaluada venta del predio de la Sociedad Rural Argntina (1991) que significó una pérdida de US$ 100M para el Estado por la que Menem y Cavallo fueron condenados, privados de ejecución de cargos públicos de por vida pero luego… absueltos.
Mejor no entrar en detalles de las privatizaciones y vaciamiento del patrimonio del Estado. A no confundir, no considero únicamente que se hayan vendido mal tasadas, desconfío del precio informado además de que es evidente que nunca se vio reflejado el ingreso de capitales en el bienestar común.
Entre los hitos menores, con cinismo inusitado, se encuentran las prometidas mejoras que nunca sucedieron en educación, construcción de la Ciudad Judicial, creación de empleos entre otros rimbombantes anuncios.
Escándalos de corrupción por coimas fatídicamente famosos: IBM – Banco Nación, Sobresueldos con fondos de la SIDE, la denuncia del embajador de EEUU por el Frigorífico Swift y el escándalo de los documentos de identidad de Siemmens.
Entre otros desvaríos onerosos no logrados se pueden enumerar la limpieza del riachuelo en mil días prometido por María Julia Alzogaray (1993) con un presupuesto de US$ 250 millones, o la mención de los viajes a través de la estratósfera (1996).
Volviendo a grandes “mejoras” de la sociedad argentina, la represa hidroeléctrica de Yaciretá-Apipé fue finalmente inaugurada en 1994 tras 20 años de idas y vueltas, que el casto e irreprochable líder faraónico Carlos I de Anillaco no dudó en adjudicarse como propia tras él mismo denominarla el “monumento a la corrupción” en 1990.
No se recuerda ya el reintegro inexplicable de US$ 17 millones por las 5 turbinas italianas en 1998, o por qué se perdieron sistemáticamente US$ 220 millones al año por operar a una cota inferior a la proyectada, o el deterioro precoz de las turbinas debido al negocio inmobiliario que se engendró por las tierras que se debían inundar en la segunda etapa. La causa judicial por corrupción finalmente se cerró 30 años después debido al fallecimiento de los testigos y documentos perdidos por el deterioro del paso del tiempo.
Grandes defensores de la gestión menemista mencionan la supuesta construcción de miles de kilómetros de carreteras favoreciendo el crecimiento económico y el comercio. Lejos del relato pomposo, sólo representó el crecimiento del transporte en camiones paralelamente al del gremio de Camioneros, en manos de la familia Moyano, y en detrimento de los miles de kilómetros de vías ferroviarias anuladas y de la red que supo ser la más eficiente y extensa de latinoamérica.
Ya entrando de lleno en el plano delincuencial podemos nombrar el tráfico ilegal de armas a Croacia y Bosnia en plena guerra Yugoslavia (1991-1995). Unido a la venta ilegal de armas a Ecuador por la que Menem tuvo arresto domiciliario.
Se demostró que para encubrirlas se produjo la explosión de la fábrica de armas de Río Tercero (Córdoba, 1995), con al menos 7 muertos y más de de 300 heridos, junto con US$ 80 millones en indemnizaciones.
Esto no es todo, es indispensable mencionar otros grandes logros de su mandato:
– Triplicó la deuda externa (si, leyó bien, a pesar de los ingresos de las privatizaciones)
– Vació el patrimonio del Estado
– Detonó la producción industrial a la mitad dejándola a un cuarto del PBI
– Generó la desocupación masiva
– Duplicó las tasas de criminalidad
– Agravó la situación previsional (AFJP 1994)
Como corolario a la memoria, me reservé el derecho de mencionar los dos monstruosos atentados terroristas: El primero el de la Embajada de Israel (1992, 22 asesinados y más de 240 heridos) y de la AMIA (1994, 85 asesinados y más de 300 heridos).
Indultó a los Jefes Militares de la última Dictadura y a los líderes de las fuerzas terroristas, muchos de los cuales, entre ellos el jefe de Montoneros, Mario Firmenich, cayeron presos bajo el gobierno de Raul Alfonsín.
Fue un presidente que se dedicó a inmortalizarse en el poder para que sus fueros lo mantuvieran lejos de la cárcel mientras llovían condenas por corrupción y demás perjurios al Pueblo Argentino. Cualquier coincidencia con otra mandataria corrupta es mera coincidencia, como así también el partido que los une y su modus operandi.
Gobernó por Decretos de Necesidad y Urgencia mientras los otros dos poderes de la República se tomaban vacaciones con goce de sueldo en Punta del Este.
Motiva éste artículo no permitir que falsos ídolos veneren a otros falsos ídolos. No permitamos que nos borren la memoria. Denunciemos el legado funesto de corrupción que dejó. Basta ver los gobiernos de su partido que siguieron. Recordemos también a su hija, a su sobrino ahora disfrazado de cordero y a todo aquél que usando su nombre quiera reivindicar su gestión que nunca vamos a olvidar el daño de su herencia.
Pertenezco a una generación que vivió el desempleo de sus padres por culpa de las políticas económicas de un corrupto ladrón, carismático tal vez, pero maleante al fin. La desocupación de ambos padres a una edad extremadamente útil, pasaron como muchísima gente profesional de la noche a la mañana a ser obsoletos para una sociedad que se jactaba del bienestar económico en tanto aceptaba mansamente la gestación de la terrible crisis que aún seguimos padeciendo.
En memoria de mis padres, su voluntad incansable de trabajo, los valores que profesaron toda su vida y las crisis que padecieron por líderes de ésta calaña no puedo enmudecer resignadamente ante la reivindicación de la falacia del período menemista.