La correlación entre la actividad económica y la suerte electoral de los oficialismos de turno no constituye un buen antecedente para el Frente de Todos, que si aspira a un triunfo en los comicios generales de octubre «probablemente necesitará de factores adicionales», según el análisis del Instituto de Estudios sobre la Realidad Argentina y Latinoamericana (IERAL) de la Fundación Mediterránea.

«La economía llegaría a las próximas elecciones mejor que en los años 2001 y 2009 (en los que el oficialismo perdió las elecciones) pero en peor estado que en todos los períodos donde el oficialismo donde resultó ganador en los últimos 22 años», señaló al respecto el economista del IERAL Gustavo Reyes quien si bien admite que «los procesos eleccionarios son todos diferentes, el contexto interno, los propios actores e inclusive el mundo es distinto en cada caso» también puntualizó que en los últimos once turnos electorales «la economía siempre jugó un importante rol, algunas veces a favor y otras en contra».

Para la comparación, Reyes tomó en cuenta cinco variables (actividad económica, inflación, empleo privado formal, poder adquisitivo de los salarios y crédito total al sector privado) en base a las que elaboró un índice utilizado en cada elección desde 2001 a 2021.

En un contexto de estancamiento del nivel de actividad económica para 2023 y una inflación que continuará alta, el investigador asumió «una dinámica estable tanto para el empleo privado como para los salarios», en tanto espera que «el nivel de préstamos al sector privado continúe con la tendencia decreciente evidenciada en los últimos meses».

«De esta forma, según este escenario base, el gobierno podría llegar a las elecciones con una economía prácticamente estancada y con una tasa de inflación similar a la actual», concluyó, de lo que se desprende que se llegaría a las
elecciones «en mejor forma que en 2001 y 2009 (donde el oficialismo resultó perdedor), de forma muy similar al 2013 y 2019 (donde el oficialismo resultó perdedor)»  y «peor que los períodos donde el oficialismo resultó ganador (2003, 2005, 2007, 2011 y 2017)».

Pero si se diera un escenario como el implícito en el último acuerdo con el FMI, la actividad económica
durante 2023 tendría una leve expansión (2%) mientras que la tasa de inflación experimentaría una importante desaceleración respecto de la registrada en 2022 , con empleo y salarios expandiéndose, al igual que el crédito al sector privado.
Con este escenario, indicó Reyes, «el gobierno podría llegar a las elecciones con una economía creciendo, con fuerte reducción en la tasa de inflación mensual y recuperación del empleo privado, de los salarios y del nivel de crédito».

Esto configuraría un panorama en el que el FdT llegaría a octubre «en mejor forma que en 2001, 2009, 2013, 2019 (donde el oficialismo resultó perdedor), de forma muy similar al 2015 y 2021 (donde el oficialismo resultó perdedor)» y «peor que los períodos donde el oficialismo resultó ganador (2003, 2005, 2007, 2011 y 2017)».

«De esta forma, y acorde a las proyecciones tanto del escenario de ‘mercado’ como en el del ‘gobierno’, la situación económica no le jugaría tan a favor al gobierno cómo sí le jugó en otros períodos electorales pasados donde el oficialismo resultó ganador», planteó Reyes.

En ese marco, en el que «las herramientas de política económica disponibles de acá a las elecciones son
bastante limitadas» y que difícilmente mejoren los factores “exógenos” como el clima y el mundo, Reyes advirtió que «el oficialismo probablemente necesitará de factores adicionales al estado de la economía para obtener un triunfo en las próximas elecciones».

Por NP