El reciente informe sobre la evolución de los salarios difundido por el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC) volvió a dejar en evidencia el deterioro del poder adquisitivo de los ingresos de los trabajadores, aunque con la particularidad de una brecha cada vez más amplia entre el sector público y los privados registrados y, por otro lado, los trabajadores informales, no registrados o «en negro», que se llevaron la peor parte.

De acuerdo con la actualización del estudio llevado a cabo por Nadín Argañaraz, director del Instituto Argentino de Análisis Fiscal (IARAF), el promedio de los trabajadores de la Argentina resignó 9,9 de los 60 salarios percibidos entre enero de 2018 y diciembre de 2022, si se tomase como referencia el nivel de 2017 a valores constantes.

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Pero ese promedio mostró marcadas diferencia por sector: según Argañaraz, en los cinco años transcurridos «los
trabajadores privados formales perdieron el equivalente a 8,2 sueldos, los públicos a 10,2 sueldos y los informales a 13,7 sueldos», es decir, en este último caso, «más de un año de ingresos».

«Esto significa que si bien los trabajadores privados formales cobraron 60 sueldos, respecto a 2017 fue equivalente a cobrar 52 sueldos. En el caso de los públicos fue como cobrar 50 sueldos mensuales de 2017. Y, por último, en el caso de los trabajadores informales, fue equivalente a 46 sueldos de 2017», describió.

El informe del director del IARAF agregó que entre enero de 2018 y diciembre de 2022, el salario de los trabajadores registrados del sector privado tuvo un deterioro del 16,8% (83,2% del nivel de 2017) y el de los que se desempeñan en el sector público uno del 21,3% (78,7% del nivel de 2017).

Pero los trabajadores no registrados acusaron la adversidad de no contar con mecanismos formales de actualización, como las negociaciones paritarias. Es por ello que en su caso la pérdida fue mucho más pronunciada que en los otros dos y llegó al 39,8%, ya que en diciembre del año pasado representó el 60,2% del valor base 100 de 2017.

«La alta y persistente inflación de los últimos años está dejando un saldo muy negativo para el poder adquisitivo de los trabajadores argentinos», destacó Argañaraz.

Por NP