BUENOS AIRES (ANP).- Rebeldes sirios, apoyados por Turquía para combatir, de paso, a los kurdos, tomaron la segunda ciudad más importante de Siria, Aleppo, en un movimiento que pretende forzar al régimen totalitario y perpetuo de Bashar Al Asad a negociar, después de 13 años de una guerra feroz que destruyó la mitad del país.
Aleppo es una de las ciudades más antiguas de la humanidad. Se supone que los primeros humanos se asentaron allí en 1.800 Antes de Cristo. Fue ocupada por casi todas los imperios que pasearon sus ejércitos por la Mesopotamia. Pero sólo la destrucción causada por la guerra interna en Siria la redujo casi a arena y piedra.
Su ocupación es un símbolo para los rebeldes sirios que se enfrentan a Assad que, en primera instancia, mantuvo febriles reuniones con sus aliados de Rusia e Irán.
Mientras el canciller iraní Abbas Araghchi, le prometió apoyo a Asad, el gobierno ruso aseguró que sus soldados en Siria ya se enfrentaron con los rebeldes.
Las fuerzas antigubernamentales tomaron el aeropuerto de la ciudad y la academia militar y atacaron la entrada del hospital universitario de Alepo, matando a 12 civiles e hiriendo a otros 23.
Dirigida por el grupo yihadista salafista Hayat Tahrir al-Sham, también conocido como HTS, una organización terrorista con vínculos pasados con al-Qaida que ahora a menudo cuenta con el apoyo de Turquía, sus insurgentes afirman controlar territorio en las provincias de Hama, Idlib y Alepo.
De hecho, acicateados por el gobierno de Erdogan, les están exigiendo a las fuerzas kurdas alineadas con los Estados Unidos que se retiren de los barrios que ocupan allí.
Sirios contra kurdos, rusos, norteamericanos, turcos y otros sirios.
La guerra civil de Siria estalló por primera vez en 2011 y enfrentó al régimen de Bashar Al Asad (hijo del ya extinto Hafez Al Asad) contra rebeldes moderados y, más tarde, contra varios grupos yihadistas extremistas. Durante los primeros dos años de conflicto, los rebeldes lograron que el régimen de Asad vaya retrocediendo, hasta que Irán y Rusia entraron en la guerra a su lado en 2013 y 2015, respectivamente, ayudando a recuperar el control sobre gran parte del territorio que había perdido.
Analistas internacionales aseguran que el recomienzo de las acciones se produjo como consecuencia de la inestabilidad en la región y, también, del recrudecimiento de la resistencia ucraniana contra la invasión de Rusia.
La destrucción por Israel de Hezbollah (cuyos militantes apoyaron durante mucho tiempo a Asad) en el Líbano parece haber ayudado a inclinar la balanza.
Los rebeldes observaron la dinámica regional cambiante para aprovechar la relativa debilidad de Asad durante meses, con Rusia preocupada por Ucrania y los gobernantes iraníes apuntados por los misiles de Israel.
El conflicto en Siria, tal como algunos describen al ucraniano, es un enfrentamiento velado entre superpotencias. En principio, Turquía continuará apoyando a los rebeldes siempre y cuando su ofensiva sirva a los intereses de Ankara que no solo tiene en la mira a los kurdos, sino al propio Asad, no para expulsarlo del poder, sino para debilitarlo y allanar un camino a una solución a la guerra civil.
¿Y Estados Unidos? El ex presidente Barack Obama apoyó abiertamente a los grupos rebeldes, pero sus raíces fundamentalistas son motivo de preocupación. Hasta ahora, su sucesor, Joe Biden, se distanció de la ofensiva reclamando una desescalada y una solución política.
Pero el 20 de enero asume el republicano Donald Trump, y quién sabe hasta dónde habrá llegado la escalada en la guerra civil siria.