La Argentina pasaría a ser el país con la mayor carga impositiva sobre los ingresos de las empresas en todo el planeta en caso de sancionarse la ley de impuesto a la Renta Inesperada, aseguró hoy la Fundación Libertad y Progreso (LyP).
En base a informe de la American Tax Foundation, LyP advirtió que “las empresas deberán pagar una alícuota de 35% por sus ganancias netas imponibles y, además, sobre las ganancias que superen los $1.000 millones se les aplicará una alícuota adicional de 15%”.
“Como resultado, la alícuota efectiva para las empresas superaría el 35% y tendría un tope de 50%”, señaló, además de considerar que “para las empresas también ya rige un impuesto del 7% sobre el giro de utilidades”.
El esquema actual del Impuesto a las Ganancias para sociedades ya coloca a Argentina entre los 10 países con mayor presión impositiva y al respecto LyP destacó que “en comparación, el impuesto sobre los ingresos de las empresas en Chile es de 10%, en Uruguay del 25% y en Perú del 29%”.
Esta sería la quinta reforma del Impuesto a las Ganancias para Sociedades desde 2016, cuando se eliminó la tasa de 10% sobre los dividendos; luego se volvió a modificar en el marco de la reforma tributaria de 2017, le siguió la reforma por la Ley de Emergencia de 2019, la suba del impuesto en 2021, y ahora la llamada alícuota especial por “renta inesperada”.
Los economistas de la Fundación explicaron que el proyecto planteado por el Ejecutivo “refuerza la incertidumbre económica en Argentina y confirma que no hay estabilidad en las reglas de juego”.
“El anuncio creíble de que el gobierno planea subir la presión impositiva antes que realizar las reformas necesarias para alcanzar un equilibrio macroeconómico es un expulsor directo de la inversión nacional y extranjera”, sentenciaron.
El economista Lautaro Moschet argumentó que “el Gobierno encontró una excusa en la guerra de Rusia y Ucrania para presionar más al sector privado y tratar de aminorar el déficit fiscal”.
Moschet sostuvo que “las ganancias o pérdidas son naturalmente parte de la actividad económica. Cuando acotan el margen superior de ganancias, pero el límite inferior sigue siendo el mismo, los incentivos para seguir participando en el mercado son menores y los empresarios decidirán dejar de invertir”.
Para Eugenio Marí, economista jefe de LyP, “Argentina demuestra que no puede brindar estabilidad en las reglas de juego, la base fundamental de la inversión. Esta ya sería la segunda suba del Impuesto a las Ganancias sobre las Sociedades que realiza este gobierno. Y a esto hay que sumar que el impuesto ya tiene una estructura disfuncional, con alícuotas altas y falta de mecanismos efectivos para deducir inversiones; de ahí que en los regímenes especiales sectoriales siempre se incorporen modificaciones al tratamiento de este impuesto para las inversiones”.
“Sin decirlo, la Administración Fernández llevó adelante una reforma tributaria, pero en el sentido contrario al que necesita Argentina para crecer”.
En ese sentido, indicó que “se aumentó el Impuesto a las Ganancias, Bienes Personales, Derechos de Exportación, se habilitó a las provincias a aumentar Ingresos Brutos, se aumentó el Impuesto a los Débitos y Créditos Bancarios (impuesto al cheque), se eliminaron las alícuotas reducidas de IVA para productos de la canasta básica y se creó el denominado Impuesto PAIS. Todo esto hace que el desafío para la próxima administración sea aún mayor”, finalizó.