El Gobierno y el Banco Central requerirán en el segundo trimestre de 2023 de un monto estimado en US$ 28.812 millones para hacer frente al pago de importaciones y diferentes vencimientos con organismos internacionales y títulos públicos, tanto nacionales como provinciales. Esa necesidad despierta señales de alarma acerca de cómo se obtendría un monto semejante en medio de las estrecheces marcadas por la sequía, que a lo largo del año impactará con una merma de exportaciones estimada en unos US$ 20.000 millones.
La consultora Quantum Finanzas dio a conocer sus proyecciones en la materia, remarcando que «la dificultad del BCRA para acumular reservas es notoria». Al respecto, señaló que al 10 de abril la autoridad monetaria vendió reservas por US$ 5.800 millones, «aun considerando el reciente desembolso del FMI por el equivalente a US$ 5.400 millones».
«El resultado del período se vio afectado por la sequía, que redujo fuertemente la disponibilidad de trigo para exportaciones y la brecha cambiaria, que se mantuvo alta, en niveles de 90%. Además, posibles flujos del complejo soja se vieron reducidos por las ventas realizadas en 2022, en respuesta a los incentivos de los tipos de cambio soja 1 y 2 y por las expectativas de un programa soja 3», explicó la entidad dirigida por Daniel Marx, ex secretario de Finanzas y asesor del ministro de Economía, Sergio Massa.
En el primer bimestre la liquidación de divisas agrícolas fue 68% menor a la de un año atrás y las exportaciones e importaciones de bienes y servicios –base caja- cayeron 20% y 13%, respectivamente.
Quantum destacó que por lo general el segundo trimestre del año es «un período de balance cambiario positivo por el impulso de las exportaciones del complejo sojero», pero en esta circunstancia particular «la menor disponibilidad del producto por la sequía abre un interrogante sobre ese impacto estacional».
Em base a lo ocurrido en los últimos años, precisó que en el segundo trimestre «se liquida alrededor del 30% de las exportaciones agrícolas y el 26-27% de las exportaciones totales de bienes y servicios» y si se mantuviera esa proporción, considerando el impacto de la sequía, entre abril y junio «las exportaciones totales de bienes y servicios podrían ascender a US$ 21.500 millones».
En ese contexto, se entiende la aplicación de una nueva versión de tipo de cambio diferencial, presentado en esta ocasión como «Dólar Agro», pero a diferencia de las dos ediciones anteriores, Quantum se pregunta «cuál debe ser la respuesta a los incentivos que permitan cumplir con el objetivo de acumulación de reservas a junio de 2023, dejando de lado el impacto que ello pueda tener sobre la situación del segundo semestre del año».
Para responderlo, la consultora hizo un ejercicio estimando las principales demandas de divisas en los próximos meses, considerando los pagos de servicios de títulos de deuda de nación, provincias y del sector privado, pagos a organismos internacionales, incluyendo al FMI y de importaciones.
El total de necesidades ascendería a US$ 34.800 millones sin el desembolso del FMI de junio y suponiendo la acumulación de reservas por US$ 6.000 millones en el trimestre.
«De ese total, la mayor parte corresponde a pagos de importaciones por US$ 19.000 millones (asumiendo una caída interanual de 20%, superior al 13% observado en ene-feb de este año) y al FMI (US$ 6.000 millones)», aunque si se supone que el FMI hace un nuevo desembolso a fin del trimestre, «las necesidades totales se reducirían a US$ 28.812 millones», aseguró.
Para Quantum, una parte de esas necesidades podría ser cubierta con desembolsos adicionales de otros organismos internacionales (como el reciente anuncio de US$ 600 millones aprobados por el BID).
Con una proyección de exportaciones para todo el año de US$ 82.200 millones, «si se asume que el 26% del total se exporta en el segundo trimestre tal cual lo muestra la estacionalidad de los últimos años, las exportaciones en ese período ascenderían a US$ 21.500 millones», agregó.
La diferencia respecto de las necesidades para el trimestre ascendería a unos US$ 7.200 millones, que surgirían de «un mayor flujo generado por esta nueva edición del tipo de cambio diferencial, por una mayor restricción al acceso a dólares oficiales para pagar importaciones u otras obligaciones al exterior y nuevos desembolsos de organismos internacionales».
«Es difícil determinar su impacto, que depende, entre otros factores, de la disponibilidad de productos exportables y de las expectativas sobre la evolución futura del tipo de cambio de los productores/exportadores», finalizó.