BUENOS AIRES (ANP).- Las tensiones entre Israel e Irán, agravadas por el ataque al consulado iraní en Siria, en el que murieron siete miembros de la Guardia Revolucionaria, el primero de abril, acrecientan la necesidad de poner fin a la guerra de Gaza.

Como dijo en febrero el jefe de la diplomacia europea, Josep Borrell, tras condenar la matanza de 1.200 israelíes a manos del grupo palestino Hamas, a principios de octubre pasado, “la paz y la estabilidad (de la región) no pueden construirse solo por medios militares (…)”.

En aquella oportunidad, el diplomático presentó un plan de paz en Bruselas donde reafirmó la necesidad de crear un Estado palestino, aplicando la fórmula de los “dos Estados”, tal como impulsan la ONU con el apoyo de más de un centenar de países.

Esta semana, Irlanda y España reiteraron su intención de formar una alianza con varios países para reconocer al Estado Palestino.

Pero en los últimos días la situación se enrareció en Medio Oriente con la posibilidad de que Irán ataque a Israel en represalia por el bombardeo aéreo de Damasco, ya que en el conflicto podrían verse involucrados otros países de la región.

La agresión contra la sede diplomática iraní no fue reconocida por el gobierno del primer ministro Benjamin Netanyahu. Sin embargo, el ayatollah Alí Jamenei, máximo guía espiritual de Irán, dijo el miércoles que Israel “debe ser castigado y lo será” por el ataque a la capital de Siria.

El viernes, el grupo proiraní Hezbollah lanzó decenas de cohetes sobre el norte de Israel, en la frontera con el Líbano, y el secretario de Estado norteamericano, Antony Blinken, reiteró el apoyo de su país a Israel y dijo que Washington movilizará tropas adicionales a Medio Oriente.
El sábado, la marina de la Guardia Revolucionaria iraní se apropió de un carguero asociado a Israel que navegaba por el golfo de Omán, informó la agencia de noticias iraní Tasnim.

Según algunos analistas, Teherán no tiene la capacidad militar para llevar adelante una confrontación militar significativa contra Israel.

De todos modos, una guerra entre ambas potencias podría ser la oportunidad deseada por Israel para destruir las principales instalaciones de procesamiento de uranio de Irán, cuyo desarrollo podría crear una bomba nuclear, según sospechan varios países occidentales.
Irán, por su parte, siempre reivindicó el uso de la energía nuclear con fines pacíficos. Aun así, el expresidente Donald Trump retiró en mayo de 2018 a Estados Unidos de un acuerdo para limitar el programa atómico iraní, firmado tres años antes por Teherán y seis potencias mundiales.

En medio de la guerra de Gaza, que ya cumplió seis meses, Washington le ha pedido a Netanyahu que modifique su estrategia en la contienda bélica, sobre todo en lo que respecta a la ayuda humanitaria en ese territorio palestino.

En una entrevista con el canal Univisión, realizado el 3 de abril, Biden aseguró que Netanyahu debe pactar un alto el fuego para permitir la distribución de alimentos, con el apoyo de los países de la región.
Además de Hezbollah, los persas tiene también otros aliados: los hutíes de Yemén y Siria, ya que Irán ayudó al presidente sirio Bashar al Assad a salir airoso en la guerra civil de ese país. También Teherán tiene el respaldo de grupos pro-iraníes en Irak.

Hezbollah es mucho más fuerte militarmente que Hamas, ya que conserva una significativa capacidad de hacer daño dentro de Israel, según informes de la cadena británica BBC.

Desde hace décadas, los israelíes acusan a Irán de desarrollar actividades “terroristas”, apoyando a grupos antisemitas en la región. Irán, por su parte, no reconoce la existencia del Estado de Israel.

“Creo que las tensiones entre los dos países forman parte de una guerra psicológica. Pero una guerra sería difícil de pronosticar. Que Irán no vaya a hacer nada luego del ataque de Damasco, es más complicado preverlo”, dijo el analista Ezequiel Kopel, autor del libro “Medio Oriente, lugar común”, entre otras obras, a la agencia Nuevas Palabras.

Pero otros analistas como Alon Pinkas, del diario israelí Haaretz, responsabilizan directamente a Netanyahu por la situación actual que vive Medio Oriente.
“Durante años, Netanyahu ha fracasado en definir una política sobre Irán, y ahora se niega a esbozar una estrategia de postguerra sobre Gaza”, opinó Pinkas.

Antes de iniciarse la guerra de Gaza, Arabia Saudita mantenía negociaciones para restablecer su relación con Israel, tal como hicieron Bahréin, Emiratos Árabes Unidos, Sudán y Marruecos en el marco de los acuerdos de Abraham (2020).

Pero luego el príncipe saudita Faisal bin Farhan dijo durante una entrevista con la cadena estadounidense CNN, realizada el 22 de enero, que Riad no restablecerá los vínculos con los israelíes, ni contribuirá a la posterior reconstrucción de la Franja de Gaza, hasta tanto se cree un Estado Palestino.

Por NP