La Argentina perdió la oportunidad de generar riqueza por US$ 43.500 millones en los últimos doce años por aplicar políticas que no permitieron un mayor desarrollo del complejo oleaginoso, sostuvo el presidente de la Cámara de la Industria Aceitera de la República Argentina (CIARA) y del Centro de Exportadores de Cereales (CEC), Gustavo Idígoras.

El titular de las cámaras que representan al principal complejo exportador del país de las últimas dos décadas disertó en un encuentro virtual organizado por la Asociación de la Cadena de la Soja Argentina (ACSOJA), en el que los expositores alertaron sobre la diferencia de la situación local y de países competidores como Estados Unidos y Brasil, que vienen realizando inversiones significativas que podrían derivar en la captura de gran parte del mercado internacional en desmedro de la Argentina.

Luis Zubizarreta, presidente de ACSOJA, advirtió al respecto que “la pobre performance de la Argentina de no haber aprovechado la pujanza y el potencial de la agroindustria, hizo que la pobreza creciera, mientras que en Brasil, que tuvo una estrategia totalmente distinta, bajó notablemente”.

“El Estado debería ser el principal socio para que esto crezca y no llevarse el 50% de la soja”, manifestó.

Por su parte, Idígoras reseñó el crecimiento del sector sojero, que además llevó a sustanciales mejoras en otros cultivos por las inversiones tecnológicas realizadas, pero que “sin embargo, desde hace doce años, la Argentina decidió no crecer más en producción ni en procesamiento de soja, mientras nuestros competidores siguieron creciendo tanto en producción como en molienda».

«Se calcula que la Argentina perdió 43.500 millones de dólares por no permitir crecer al complejo oleaginoso; el valor de la deuda externa», puntualizó.

Ivo Sarjanovic, profesor de Commodities Agrícolas de la Universidad de Ginebra y de la Torcuato Di Tella (UTDT),  relató que Estados Unidos está haciendo una gran reconversión de refinerías ante el lanzamiento de HVO, un nuevo diesel renovable “que puede reemplazar casi íntegramente al diesel fósil sin necesidad de corte alguno».

“Aun cuando no pueda precisarse todavía qué participación tendrá, puede estimarse que serán necesarias en el orden de 20 millones de toneladas de poroto de soja para este nuevo destino. En consecuencia, la harina de soja norteamericana saldrá a la exportación en competencia con la nuestra”, señaló.

A su vez, Brasil también está desarrollando inversiones fabriles, por lo que se espera que caiga el precio internacional de la harina y que China venga a nuestras costas a buscar poroto, cuando hasta ahora la Argentina exportaba más subproductos y menos porotos que Brasil y los Estados Unidos.

Para Fernando Correa Urquiza, gerente de Oleaginosas de LDC, lo comentado por Sarjanovic “son dos amenazas”, a la que hay que sumar otra de carácter local.

Al respecto, dijo que “Argentina se convirtió en los últimos 12-15 años en un origen completamente volátil que con tantas incertidumbres y variaciones de políticas de regulación afectan fuertemente las dinámicas comerciales”.

“En soja estamos próximos a ser exportadores de materia prima, puesto que tenemos al complejo agroindustrial más grande del mundo operando al 40 por ciento de su capacidad”, alertó, en tanto Brasil “llevó su producción de 70-80 millones de toneladas a 140-150 millones que esperan el año que viene, lo que genera incentivos para construir molienda en origen”.

“Innumerables países en Europa, África y Asia construyeron plantas de molienda en destino para poder programarse y anticiparse, ya que la demanda lo necesita para el crecimiento que se viene. En Argentina, en cambio, los incentivos son muy bajos, por el constante cambio de reglas y las incertidumbres, como también por la falta de infraestructura alrededor de los puertos, faltantes de energía y de gasoil”, planteó.

“En estos últimos 12 años, Argentina, esta amenaza silenciosa que se fue dando paulatinamente, ya la sufrió y la sufre en carne propia, hoy es una realidad, es una oportunidad perdida”, lamentó.

Por NP