BUENOS AIRES (ANP) La inflación de marzo confirmó la tendencia a la desaceleración de lo meses posteriores a diciembre, pero aún se mantiene en niveles de dos dígitos, con un 10,6% respecto del nivel de febrero, según el relevamiento de la Fundación Libertad y Progreso (LyP).

Pese al pronóstico formulado por el ministro Luis Caputo, el Índice de Precios al Consumidor del mes que está por finalizar no pudo retomar los niveles de un dígito previos a julio del año pasado, aunque por primera vez en la Presidencia de Javier Milei podría exponerse un guarismo mensual inferior a los de los últimos meses de Alberto Fernández y Sergio Massa.

A la espera del informe oficial del INDEC el 12 abril, el IPC de LyP de 10,6% en marzo deja un acumulado trimestral del 51,1% y una variación interanual del 286,4%, el valor más alto desde marzo de 1991.
«La primera semana de marzo se presentó una suba de 5,2%, donde impactó el incremento de los regulados. En particular, se presentaron subas en las tarifas eléctricas y se hicieron sentir la actualización de cuotas de colegios», detalló LyP en su análisis, que se completó indicando que «en la segunda semana se desaceleró al 1,6% y en la tercera se alcanzó un mínimo de 0,8%, la medición más baja desde octubre» y, finalmente, «la última semana del mes se aceleró hasta el 1,4%».

LyP remarcó que «la desaceleración del IPC de marzo se da en un mes donde la estacionalidad suele jugar en contra. Sin embargo, como se ha desacelerado fuertemente la depreciación de nuestra moneda, esto ha permitido más que compensar el efecto estacional» y de esa manera, el arrastre estadístico que quedó para abril se redujo a 1,8 punto porcentual, inferior a los casi 3 puntos que había recibido marzo de febrero.

Para Eugenio Marí, economista jefe de LyP, “la inflación que estamos viendo son los últimos coletazos de lo que fue el plan platita del año pasado. Lo positivo es que con la política de equilibrio fiscal y no emisión para financiar el gasto, el gobierno ha apagado los motores que empujan la depreciación de la moneda argentina. Esto es, dejamos de generar inflación futura, algo que se observa claramente en la estabilidad que experimentan los tipos de cambio”.
“Es muy probable que en abril veamos un IPC de un dígito , en el orden del 9%, y que la tendencia a la baja de la inflación se consolide. Esto a su vez abrirá la puerta a la mejora del poder adquisitivo de los salarios y jubilaciones, que empiezan a actualizarse, pero frente a un IPC que se desacelera. Y con esto, también se abre la puerta a una baja en la tasa de pobreza”, agregó.

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Por NP