BUENOS AIRES (ANP).- A fines de los ´90 todavía se respiraba aire de fiesta en Argentina, aunque los casos de corrupción ya empezaban a hacer temblar los cimientos. Eran tiempos de inflación cero, de explosión de inversiones privadas con una clase media satisfecha de poder viajar al exterior de vacaciones y con políticos que se codeaban con famosos como si ellos fueran una estrella más. La ostentación ya no era mal vista y la frivolización del poder, un punto a favor. Pero todo iba a terminar el 25 de enero de 1997.
A 25 años de ese día en que la fiesta menemista llegó abruptamente a su fin, Netflix estrenó “El fotógrafo y el cartero”, el documental que nos lleva de regreso a uno de los casos más siniestros de nuestra historia reciente, la del asesinato a manos de un grupo de policías del fotógrafo de la revista Noticias, José Luis Cabezas.
El documental comienza con un ritmo algo lento, con el testimonio de quienes sufrieron de cerca el caso: Gabriel Michi, amigo y compañero de cobertura de la víctima, la familia, el abogado defensor y el juez de la hasta entonces tranquila ciudad bonaerense de Dolores. Todos personajes cuyas vidas nunca volvieron a ser las mismas.
Tampoco lo sería el país. Como recuerda el entonces gobernador bonaerense, Eduardo Duhalde, habían matado a un periodista en un operativo mafioso en tiempos de democracia, que recordaba a los peores momentos de la dictadura, y el caso -que iba a escalar hasta ribetes monstruosos- terminaría no sólo con las aspiraciones eleccionarias del propio Duhalde, sino también con el Gobierno de Menem, con la impunidad del empresario postal acusado de ideólogo, el poderoso Alfredo Yabrán, y con la condescendencia social hacia la ostentación del poder.
Pasada la introducción, el documental dirigido por Alejandro Hartmann no tarda en cobrar ritmo y adentrarse en los enigmas del Caso Cabezas y en los interrogantes que todavía persisten. ¿Tanto ensañamiento de Yabrán por una foto tomada sin permiso? ¿Cabezas fue elegido para escarmentar a Noticias y frenar sus investigaciones contra el poder? ¿Por qué un multimillonario como Yabrán se suicidaría, sabiendo que contaba con el dinero y el poder suficiente para salir en libertad más temprano que tarde? ¿Acaso lo mataron para que no delatara a otros autores intelectuales del crimen de Cabezas? ¿Cabezas sólo fue un muerto que arrojarle a Duhalde para frustrar su futura campaña por la presidencia?
Seguramente el pasaje más dramático del documental sea ver en directo el dolor de los padres y la esposa, así como los más esclarecedores son la visión de Michi y del abogado que representó a la familia de la víctima sobre lo que condujo al tremendo crimen del fotógrafo.
Sin embargo, el momento más revelador del documental quizás sea el recuerdo del empresario Oscar Andreani, el que mejor grafica el estrepitoso fin de la euforia de los ’90. Porque era su fiesta de cumpleaños la que se celebraba aquella noche en Pinamar, una reunión que convocaba a lo más alto de la política y el jet set porteño. Por eso estaban ahí Michi y Cabezas esa noche, cubriendo uno de los más importantes eventos empresario y político del año sin saber lo cerca que estaban del desenlace.
Así lo rememoró para el documental Andreani, con una mezcla de tristeza y nostalgia, 25 años después de la pesadilla. Hasta entonces, todos se reunían en el verano de Pinamar, todos eran amigos, y él pensó que su cumpleaños era una excelente oportunidad para hacer un festejo a lo grande. Eran felices, la pasaban muy bien cada mes de enero y parecía que siempre iba a ser así, hasta ese cumpleaños fatídico que ni Andreani ni el país olvidarían.