Buenos Aires – (ANP) – A veces ciertos textos conviene analizarlos por lo que no dicen. En ese espacio que se mantiene en silencio es donde se puede encontrar el verdadero pensamiento del o los autores. Para este caso, el documento del Foro de Madrid sobre el intento de golpe de Estado en Brasil habla mucho más por lo que no dice que por lo que expone.

Cobra relevancia el análisis del texto porque los libertarios argentinos dicen que expresa lo que piensan de lo que está pasando en el país vecino. Parece extraño, entonces que los medios periodísticos hayan interpretado eso como una condena al intento de interrupción del orden constitucional. Por caso, los medios podrían revisar que detrás del sello de goma “Foro de Madrid” está en realidad el reaccionario grupo ultranacionalista Vox. Es de recordar que a diferencia de América latina, los nacionalismos europeos son de derecha, nacionalistas  y autoritarios. Han parido a Benito Mussolini, Adolfo Hitler y Francisco Franco.

El domingo 8 de enero grupos de militantes y seguidores del ex presidente Jair Bolsonaro irrumpieron en el Congreso y en el Planalto reclamando a los militares que den un golpe de Estado. La razón que esgrimen es que las elecciones del año pasado que ganó Luiz Inacio Lula da Silva fueron fraudulentas.

Los bolsonaristas siguen la línea argumental de su líder, quien aún al frente del Poder Ejecutivo de su país se fue a Estados Unidos para no entregar los atributos del mando a su rival. Una manera de desconocer su legitimidad. Algo así hizo Cristina Fernández con Mauricio Macri.

El Foro de Madrid salió a “condenar de la manera más categórica la violencia ejercida por quienes asaltaron el Palacio del Planalto en Brasilia, a la vez que denuncia la doble moral de los mandatarios y las organizaciones progresistas que salieron a Lula da Silva pero que guardan silencio frente a episodios similares en otras naciones”.

“A diferencia de la izquierda, quienes defendemos la Democracia y las libertades mantenemos un solo criterio que la violencia no se justifica en ninguna circunstancia ni cuando asaltan el Palacio del Planalto, ni cuando incendian el Metro de Santiago de Chile ni cuando la Primera Linea destruye la Ciudad de Cali”, agrega.

En el último párrafo, los partidos de la extrema derecha dicen que si el Foro de San Pablo, el Grupo de Puebla, la Internacional Progresista, y los mandatarios izquierdistas “quieren defender la democracia en Brasil, en primer lugar deben condenar con firmeza las dictaduras de Cuba, Nicaragua y Venezuela”.  Lo más interesante es que este foro plantea que los foros de la extrema izquierda “deben disolverse para poner fin a la violencia constante que promueven….”

El texto no menciona que los protagonistas de la violencia en Brasil son de derecha, es decir, sus socios en ese país. Tampoco dice nada sobre la legitimidad del gobierno de Lula (que es el elemento central del conflicto político brasileño) ni menciona el reclamo de estos militantes bolsonaristas a los militares para que den un golpe de Estado.

El texto pretende fijar la idea que como ganó las elecciones Lula hay gente haciendo lío en las calles.

Mientras la derecha extrema condena en su texto a las dictaduras de Cuba, Nicaragua y Venezuela, no dice nada sobre esta intención de romper con el orden Constitucional de parte de sus socios. El texto tampoco condena la decisión de Bolsonaro de deslegitimar a Lula mediante falsas acusaciones de fraude electoral. Ni siquiera hace un llamado a su socio Bolsonaro a que reconozca que perdió en buena ley contra la izquierda.

Y para concluir, el texto no solo le pide a la izquierda que condene a las dictaduras de izquierda (algo que no va a ocurrir) sino que le reclama que desaparezca como tal. Sobre todo porque el texto asocia el término “violencia” a la palabra “izquierda”.  Para los ideologos de Vox, el problema es la izquierda…

Como conclusión, la Declaración del Foro de Madrid se podría leer del siguiente modo: “sabemos que está mal lo que hicieron los bolsonaristas y Bolsonaro, pero la culpa la tiene la izquierda porque ellos promueven la violencia”. Para la derecha iberoamericana todo se resolvería si desaparecieran los comunistas, socialistas, social demócratas y todo tipo de progresismo. Cualquier atisbo de ideas en favor de una mínima intervención del Estado para mejorar la distribución del ingreso será condenada por colectivismo.

Resulta preocupate entonces que el periodismo haya titulado que los denominados “libertarios” condenan el intento de golpe.

Una cosa a tener en cuenta: En la década del 30’ en Alemania, los Camisas Pardas de las SA nazis asolaban las calles. Les pegaban brutales palizas a todos los comunistas o socialistas que encontraban. Adolfo Hitler nunca reconoció que estos grupos de choques respondían al odio y racismo que él emanaba en sus discursos.

Incluso, en ciertos momentos de su ascenso al poder, cuando tuvo que acercar posiciones con los aristócratas para tratar de encumbrarse en la Cancillería, trató de sacarlos de encima.

En general los líderes autoritarios tratan de no embarrarse con cuestiones de violencia callejera. Tratan que sus esbirros hagan ese trabajo, para luego tirarlos por un pozo cuando logran su objetivo.

En Argentina el periodismo todavía sigue siendo permisivo con los líderes autoritarios de la extrema derecha, a quienes les dan micrófono y cámaras solo porque miden bien.