BUENOS AIRES, NOV 12 (ANP) – Tarde o temprano va a haber que pensar en ello, aunque al presidente Alberto Fernández no le guste la palabra “plan”, como dijo al inicio de su mandato. Se trata de enfrentar el mismo problema que tiene la Argentina desde que comenzó el actual período democrático en 1983. La necesidad de frenar inflaciones galopantes y para ello se requiere de un Plan de Estabilización como tantos que se aplicaron en la historia. 

La Universidad del CEMA (UCEMA), el think tank del monetarismo argentino, comenzó a introducir el tema en la agenda pública. Esta semana se pudo escuchar a los propio protagonistas de cada plan económico desde el gobierno de Raul Alfonsín hasta Macri, explicando fundamentos y aceptando las críticas de otros tantos economistas comentaristas. Por el zoom pasaron José Luis Machinea (Plan Austral), Orlando Ferreres (Plan Bonex/Bunge&Born), Domingo Cavallo (Convertibilidad), Roque Fernández, Carlos Rodríguez y Federico Sturzenegger.

Miguel Kiguel arrancó la jornada. El director de Econviews, quien fue secretario de Finanzas, propuso alguno de los principios básicos que debería contar un futuro programa. 

Para Kiguel, una inflación como la de Argentina, que se ubica en el rango alto sin llegar a una hiper, “no tiene causas claras” y “puede subir sin déficit fiscal”. “No todas las subas se explican por aumento de déficit fiscal. Hay muchos casos, como Brasil e Israel en los que hubo un shock externo y subió de 20% a 40%”, señaló.

El economista indicó que se trata de “un tema complejo”. “ El riesgo de hoy es que se puede disparar sin déficit. Hay temas de nominalidad y si suben las tarifas para bajar subsidios vuelve a subir la inflación. No es sencillo de combatir”.

Por otro lado, considera que llegado un momento la inflación “se vuelve tolerable, ya que si bien no es algo que la gente quiera, se indexa”. En ese sentido afirmó que la inflación “no se desboca fácilmente”. “No se pasa de 50 a una hiper de un dia para otro”, agregó. Kiguel consideró que “el proceso de inercia inflacionario es muy complejo y lleva mucho tiempo darlo vuelta”. 

Al respecto, el economista advirtió:  “el proceso de estabilización es complejo porque el diagnóstico no es uno solo. Hay toda una discusión. Hay todo un tema.de inercia que hace llevar tiempo. Nadie espera que se pueda frenar de un día para otro, pero entonces la credibilidad pierde contra la inercia. Si después de un.año no se puede convencer a la gente de que el programa va por el buen camino, pierde credibilidad”

Al hablar en base a las experiencias de programas de estabilización, señaló que necesariamente “tiene que tener el componente ortodoxo” que incluye el ajuste de las cuentas del Estado. Para el titular Econviews un programa que incluya elementos heterodoxos “tiene que tener una base de fundamentals”. A ello se lo tiene que acompañar con “un ancla nominal”, dijo, que podría ser el tipo de cambio, o manejar la cantidad de dinero. 

Kiguel advirtió que no se puede bajar una inflación persistente en el orden del 50% solo con política monetaria, como trató de hacerlo Sturzenegger. “Se vuelve insostenible. La política pierde credibilidad antes de lograr bajar la inflación”, señaló.

En cambio, explicó que “el tipo de cambio como alternativa tiene más éxito”. “Se usa el dólar porque es lo que la gente tiene en la cabeza. Ha sido mas exitoso en el sentido que se da un ciclo expansivo. Si baja la tasa, se aprecia el tipo de cambio y hay un boom de consumo”, remarcó.

También señaló que en algunos casos la política de ingresos, es decir, los controles de precios y las regulaciones, pueden servir para “romper la inercia inflacionaria” pero que tiene que estar acompañado de un ajuste en las cuentas. En ese sentido, Kiguel consideró que el mejor plan de las últimas décadas fue la Convertibilidad, aunque advirtió que “entrar en el tipo de cambio fijo es facil y luego es difícil salir”.

De la Revolución Productiva al Plan Bunge & Born

Orlando Ferreres, fue viceministro de Economía durante la gestión de Néstor Rapanelli, tras el breve período de Miguel Angel Roig.  El economista reveló que cuando asumió Carlos Menem la presidencia en 1989, de manera anticipada, la orientación económica ya estaba definida desde hacía un año. No es como indicó la creencia popular, de que Menem “se dio vuelta” de un día para otro. “Los primeros encuentros con Bunge y Born fueron en 1988. Los puso en contacto Julio Bárbaro. Todo quedó definido en un partido de tenis en San Isidro, en el que estuvo Rapanelli”, señaló. Ferreres mostró un papel del plan que habían elaborado de siete años, de unas 150 medidas. En el quinto año se contemplaba la caja de conversión.

 

Cavallo: “El momento de dejar flotar fue en 1997”

Domingo Cavallo sigue defendiendo las cajas de conversión a pesar del paso del tiempo.

“Todas las monedas tuvieron en su origen una caja de conversión. Cuando la gente toma confianza entonces se puede dejar y hacer política monetaria”, explicó.

En relación al plan de convertibilidad, explicó por qué no se podía salir de manera rápida del esquema. “En un primer momento nadie iba a demandar la moneda . La esencia de la convertibilidad no era el tipo de cambio fijo sino el bimonetarismo”.

Por eso, Cavallo explicó que “la salida iba a ser por apreciación de la moneda, por un incremento de productividad”

Recordó que cuando se puso en marcha “el primer año tuvimos inflación de 20%, entonces eliminamos las retenciones y se terminaron de realinear los precios relativos”.

“En 1997 se debería haber dejado flotar. Después del efecto Tequila y de la crisis de Asia venían los banqueros a traer dólares acá. El peso se hubiera apreciado”, recordó. al hablar sobre el final del programa en 2001, sostuvo que “la crisis fue igual a la de los subprime de Estados Unidos, porque los bancos habían dado préstamos que no podían cobrar”..

Roque Fernández: “Si no está resuelta el ancla estructural no tiene sentido el ancla nominal”

El ex ministro de Economía, Roque Fernández coincidió en general con la idea que había planteado Kiguel en la presentación: “Si no está resuelta el ancla estructural, no tiene sentido poner un ancla nominal o un política de ingresos”, dijo el ex funcionario.

El economista recordó que “en 1989 el déficit fiscal era de 21.8% del PBI y en 1990 era de 3% del PBI”. Fernández entonces planteó que “la razón de los fracasos de planes anteriores” tuvieron que ver con la falta de un ordenamiento de las cuentas públicas. “La dominancia fiscal es crónica en la inflación argentina”, afirmó.