BUENOS AIRES (ANP).- No hay duda de que la lluvia de cohetes lanzada este sábado por Hezbollah contra el norte de Israel en respuesta al asesinato del segundo de Hamas, Saleh al Arouri, acrecientan los riesgos de que la Guerra de Gaza se traslade a otros países de Medio Oriente.
En este peligroso escenario, la gira que emprendió el viernes el secretario de Estado norteamericano, Antony Blinken por Turquía, que incluirá luego a Israel, busca calmar los ánimos y presionar al primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, para que brinde una mayor protección a los civiles en Gaza.
Pero hay también otra razón fundamental: Estados Unidos teme que una escalada del conflicto, mediante la participación de otros protagonistas, arruinen las chances de los demócratas en un año en el que habrá elecciones presidenciales.
Los ataques del grupo proiraní contra el norte de Israel son la culminación de una de las semanas más violentas que ha vivido la región desde que el pasado 7 de octubre Hamas asesinó a 1.200 israelíes y secuestró a otros 200, violando las fronteras del principal aliado de Estados Unidos en Medio Oriente.
En respuesta a dicha agresión, Israel lanzó una operación militar en la Franja de Gaza que ha dejado hasta el momento más de 22.700 muertos, según informes del Ministerio de Salud controlado por el grupo fundamentalista palestino.
El 2 de enero, Al Arouri, una de las figuras más emblemáticas del grupo islámico palestino fue ejecutado en un suburbio de Beirut junto a otros seis dirigentes, durante un ataque con drones por que el Hamas responsabilizó a Israel.
Un día después, dos atentados ocurridos durante una ceremonia realizada frente a la tumba del general iraní Qassem Soleimani, con motivo de cumplirse el cuarto aniversario de su asesinato cometido por Estados Unidos, provocaron la muerte de al menos 90 personas.
El hecho fue reivindicado por los yihadistas del Estado Islámico (EI), ya que Soleimani (foto) había sido un acérrimo enemigo de este grupo fundamentalista que pretende instalar una versión primitiva de la sharia, la ley islámica, según informes de prensa.
“La resistencia armada de Hezbollah está más preparada que nunca para enfrentarse al enemigo (…). Si el enemigo piensa lanzar una guerra contra el Líbano, combatiremos sin límites, sin restricciones, sin fronteras…”, advirtió el secretario general del Movimiento Hezbollah, Hassan Nasrallah.
Durante un discurso en el que resaltó que el crimen de al Arouri no quedará impune, Nasrallah recordó también al asesinado general iraní, considerado el segundo en la línea de sucesión detrás del líder Supremo, Alí Jamenei.
“Los éxitos de Hamas en la Franja de Gaza se deben al trabajo realizado durante años por Qassem Soleimani”, afirmó Nasrallah.
En un artículo de opinión, publicado en el diario británico The Guardian, la analista y escritora libanesa Amal Saad señaló que “históricamente, Hezbollah ha preferido construir su capacidad militar a largo plazo más que responder inmediatamente a los ataques de esta clase”.
Saad resaltó que “en la mirada de Hezbollah, una respuesta clara (de ese grupo) será el único modo de restaurar el equilibrio” en la región.
Sin pérdida de tiempo, Hezbollah lanzó el sábado 62 misiles contra un centro de inteligencia en el norte de Israel como “una respuesta preliminar” por la muerte del segundo de Hamas, mientras que la fuerza aérea Israelí atacó posiciones en el sur del Líbano del que se considera el grupo paramilitar más poderoso de Medio Oriente.
En medio de este panorama, los analistas advierten que si se desatara una guerra entre Israel y Hezbollah, como en 1982 y en 2006, el grupo chiita eclipsaría la resistencia de Hamas en la Franja de Gaza, debido a que cuenta con un mejor equipamiento militar que el grupo palestino.
Por ese motivo, en ninguna de dichas invasiones, Israel pudo derrotar la férrea resistencia del grupo proiraní. En la última contienda bélica, la ONU intervino para lograr un cese al fuego luego de 34 días de combates.
Sin embargo, la posibilidad de un enfrentamiento armado entre Israel y Hezbollah no es el único peligro que enfrenta la región, pues a este complejo cuadro se deben sumar los ataques de los rebeldes hutíes de Yemen en el Mar Rojo.
La escalada llegó a un punto tal que esta semana Estados Unidos hundió tres buques de ese grupo rebelde proiraní que perseguían a un carguero de Maersk, una de las compañías navieras más importantes del mundo.
Entre otras consideraciones, la Casa Blanca advirtió que no permitirá la continuación de estos asaltos ilegales en una declaración que fue firmada por el Reino Unido, Australia, Nueva Zelanda, Bahréin, Bélgica, Canadá, Alemania, Dinamarca, Italia, Japón, Singapur y los Países Bajos.
Aun así, en respuesta a la decisión de Washignton, Irán anunció el despliegue de una flota de buques de guerra en el mar Rojo.