Buenos Aires, mar 22 (ANP)- La economía argentina sufrirá en 2020 una caída de por lo menos el 3,5%, a raíz del impacto provocado por la pandemia del coronavirus, que a su vez generará presión sobre la inflación y la paridad con el dólar, ya que la recaudación bajará en términos reales y la necesidad de ampliar el gasto por la crisis derivará en una mayor emisión monetaria.
La proyección fue realizada por la consultora Invecq en el marco de un análisis que señala “múltiples” canales de afectación a la economía local, que desde antes de la aparición del COVID-19 se encontraba en una situación endeble.
“Mala suerte la nuestra, la crisis sanitaria nos agarra en un pésimo contexto, con extrema fragilidad económica”, indicó el informe de la entidad dirigida por Esteban Domecq, en el que se mencionan entre los hechos preexistentes “gobierno nuevo, crisis de confianza, mercados cerrados, ocho meses de riesgo país en zona de default, ocho trimestres de recesión, ocho años de estancamiento estructural, más de diez años inflación sistémica y al alza, Banco Central quebrado y una economía que aún arrastra desequilibrios macro”.
Si bien Invecq reconoce que la crisis afectará a la economía argentina “de múltiples maneras”, las sintetizó en “cuatro canales de trasmisión”.
“El primer impacto se da a través del canal financiero, el de más rápida trasmisión”, comenzó, en referencia a “la salida de capitales de mercados emergentes, que hace caer los precios de bonos y acciones, buscando activos de refugio ante el cambio brusco de escenario, aumenta las tasas de los bonos soberanos elevando el riesgo país y presionando a las monedas de países emergentes, generando devaluaciones masivas”.
Al respecto, alertó que “las probabilidades de evitar el default, el eje 1 del programa económico del gobierno, se redujeron considerablemente con el cambio de escenario”.
“Toda esta situación también pondrá mayor presión sobre el tipo de cambio, sobre la brecha cambiaria, el nivel de inflación y las reservas internacionales del BCRA, dejándonos en una situación financiera de extrema debilidad”, subrayó.
El segundo impacto viene por los canales de comercio exterior, en “un mundo que desacelera su ritmo de crecimiento y que entrará en recesión, implica menos exportaciones y menos precios de las materias primas”.
En ese sentido, remarcó que “en lo que va del mes, la soja, el trigo y el maíz perdieron 7%, 11% y 8% respectivamente. La pérdida ocasionada por las escasas lluvias de las últimas semanas y por los menores precios ya equivalen a la mitad de las pérdidas ocasionadas por la sequía del 2018: unos 4.000 millones de dólares”.
“Menos cantidades exportadas y menos precios de los commodities es menos actividad y también menos divisas para el Banco Central, complicando el sector externo”, apuntó.
En tercer lugar, las medidas que están tomando los países para mitigar la propagación “afectan directamente el turismo global y a todo el movimiento interno”, señaló Invecq, en alusión a “toda la hotelería, la gastronomía, agencias de viajes, aerolíneas y empresas de transporte de pasajeros, y a todo tipo de actividades conexas que prestan servicios al turismo y al flujo de personas”.
“En la medida que la situación se extienda en el tiempo, la realidad para estos sectores será de parálisis, y esto a su vez se ramificará a muchos otros sectores de manera indirecta”, agregó.
El cuarto impacto tiene que ver con las expectativas, ya que “la confianza del consumidor cae al ritmo de la cuarentena y a medida que se deteriora el ingreso corriente, lo cual contrae las ventas y perjudica a toda actividad comercial, contrayendo el consumo agregado”.
Además de esos cuatro impactos directos, la consultora indicó que “existen múltiples impactos indirectos, que tienen que ver con la propagación de estos efectos sobre el resto de la actividad económica, profundizando la recesión y afectando a todo el resto de los sectores”.
Por tal razón y “aun sin pensar en un escenario disruptivo en relación a la negociación de la deuda (entrar en default), estimamos que la economía argentina tendrá una contracción del 3,5% en relación al ya recesivo 2019”, señaló Invecq.
Entre esos efectos indirectos, destacó a las finanzas públicas, luego de “años de expandir el gasto público y de déficit fiscal en las buenas épocas” que “dejaron al gobierno con nulo margen de acción para realizar políticas económicas anticíclicas en las épocas malas”.
“La recaudación ya venía en descenso y el gasto aumentando fuertemente, con lo que el déficit primario viene aumentando considerablemente en los primeros meses del corriente año”, criticó.
Invecq consideró que “la situación se agravará en estos meses en la medida que el gobierno vaya aumentando el gasto para paliar la crisis y, en simultaneo, la recaudación caiga al ritmo de la contracción económica”.
“Con los mercados cerrados, toda la presión de dicha divergencia fiscal recaerá sobre la emisión monetaria, poniendo en jaque la brecha cambiaria, la inflación (eje 2) y todo el plan económico”, sostuvo.
Invecq señaló al respecto que hasta antes del coronavirus “la duda radicaba en si la economía encontraría la fase de recuperación, el eje 3 del plan económico, en el tercero o en el cuarto trimestre del año”.
“En pocas semanas la situación cambió radicalmente. El default es altamente probable, el escenario de recuperación está abortado, y hasta que no se supere la crisis sanitaria será difícil comenzar a levantarnos”, finalizó.