Luego de los anuncios pertinentes de hace una semana, los jugadores empiezan a mostrar las cartas. Es así que aparecen por lo menos las ideas que sustentan el último entendimiento entre Argentina y el Fondo Monetario Internacional (FMI).

Los operadores financieros tienen en claro un par de cosas a esta altura, y siguen con dudas para otras con fundadas razones.
Por un lado, consideran que  

Pareciera ser que en ese espacio de disputa simbólica, ambos contendientes pudieron dejar en claro lo suyo. Martín Guzmán aceptó quedarse casi sin el financiamiento del BCRA. La emisión de pesos deberá bajar este año al 1% del PBI, desde el 3,7% del año pasado. Pero logró salvar la idea de que no rebajará los gastos en obra pública.

Guzmán va a poder seguir gastado en su plan con vistas al año electoral del 2023, pero tendrá que conseguirse el financiamiento en el mercado local en pesos.  En el tablero de los principales analistas financieros se encendió una luz de alarma. Es que el mercado argentino de capitales en de muy reducido tamaño. «Si fuera otro país financiar 3 puntos del PBI en el mercado local no es problema, pero en Argentina no existe», comentaba un hombre de la city porteña.

Eso anticipa que el Estado se va a estar llevado cada peso que ande dando vuelta, lo que dejará escaso margen para el crédito al sector privado, y por ende, aumentará el costo del dinero.  En definitiva, no se sabe cómo Guzmán va a poder salvar sus planes de gastos. «Al FMI no le interesa tanto el déficit, sino cómo lo financias», explicó.

Dicho de otro modo, Georgieva le permitió a Guzmán presentar un entendimiento que en lo formal no presenta un esfuerzo fiscal mayor, salvo por el tema de las tarifas y los subsidios, un tema en el que el ministro de Economía está de acuerdo. El discípulo del Nobel Joseph Stiglitz formalmente puede presentar un plan con poco ajuste,,,pero al cual le va a resultar difícil de financiar genuinamente.

Eso por eso, que el titular del Palacio de Hacienda ahora está haciendo intensas gestiones para que el FMI acepte que le devuelvan los u$s4.334 millones de Derechos Especiales de Giro que recibió el año pasado, que se usaron para abonar vencimientos. Quiere incluirlos de nuevo en el 2022 y aspira a hacer el mismo pase de magia contable que hizo en 2021. Sumarlos a las reservas del BCRA. Técnicamente, los DEGS, pertenecen al Tesoro, no al BCRA. Para que entren a las reservas, el Tesoro emite Letras Intransferibles, que ingresan a al banco rector del sistema como un activo y contra ese activo, se emiten los pesos que se lleva el gobierno.

Este es un punto de discusión que no está cerrado todavía. Miguel Pesce dijo hace unos días en una entrevista a Ambito Financiero: » «Estamos trabajando para que haya un incremento de las reservas, es un punto de discusión que tenemos con el Fondo Monetario Internacional. No solo depende de nuestro excedente en el mercado cambiario, sino también de este aporte que va a hacer el Fondo Monetario».

En definitiva, es una discusión sobre a quien le van a quedar los escasos dólares que tendrá la Argentina en 2022. Si se los llevará Guzmán para el plan de obras o si se los tendrá que quedar el BCRA para cumplir la meta de los u$s5.000 millones.

De ello depende, en definitiva, si el gobierno de Alberto Fernández puede llegar con alguna chance al 2023. Pero claro está, como lo planteó Luis Cubedú, el funcionario del FMI que negoció el acuerdo Stand By con el gobierno de Mauricio Macri. en una entrevista con CNN en Español, el acuerdo que se logre no va a resolver los problemas de fondo de la economía argentina. Apenas servirá para evitar un derrape mayor. En todo caso, la tarea de impulsar una economía competitiva e integrada al sistema global será de otro gobierno.