BUENOS AIRES (ANP) La falta de un plan económico consistente, más allá de los recortes y licuaciones en el gasto, se refleja en las dificultades que el presidente Javier Milei y su ministro Luis Caputo enfrentan en los intentos por una atenuación más acelerada de la inflación.
Al menos así lo sostuvo el director de la consultora Economía & Ética, Diego Giacomini, quien cuestionó la indefinición al respecto y la lentitud en la obtención de buenos resultados, algo que obligó a postergar incrementos en algunas tarifas de servicios públicos y a desandar el camino transitado con las empresas de medicina prepaga luego del DNU 70/2023, que habilitó la suba en los precios de sus servicios.
Giacomini comparó los resultados en materia inflacionaria de los primeros meses de la gestión Milei-Caputo con los del plan de Convertibilidad puesto en marcha por el tándem Carlos Menem-Domingo Cavallo en abril de 1991.
«Con una inflación que había arrancado en el 25,5% mensual en diciembre de 2023, el último dato de inflación de marzo 2024 (+11%) es tan sólo 1,1 punto porcentual más bajo que su promedio móvil de 2 meses y sólo 4 puntos porcentuales menor que su promedio móvil de 3 meses», señaló, para contrastar con la Convertibilidad, que al tercer mes de su puesta en ejecución «ya estaba a 3% mensual, y el último dato de inflación se desplomaba frente al promedio móvil 2 y 3 meses, que también se desplomaban».
El economista puso de relieve que «cuatro meses después de que Menem había puesto la Convertibilidad, la inflación era entre 1/3 y ¼ de la inflación que hay actualmente con el plan de Milei», una diferencia que «pone sobre la mesa de que cuando un plan des inflacionario forma parte de un plan económico integral consistente, con credibilidad y reputación, la inflación baja mucho más rápido y fuerte» e incluso con un nivel de actividad «rebotando desde un comienzo», como pasó en 1991.
En la comparación, Giacomini recordó que «el mes previo al anuncio de la Convertibilidad, la inflación de febrero 1991 había sido 27%» y que «con el mero anuncio del plan de Convertibilidad, la inflación bajó a menos de la mitad registrándose un 11% en marzo de 1991», para iniciar ya con el plan en ejecución un sendero descendente con 5,5% en abril, 2,8% en mayo y 3,1% en junio.
«Por el contrario, el mero anuncio y puesta en práctica del plan económico de Javier Milei duplicó la inflación, que pasó de 12,8% (noviembre’23) a 25,5% (diciembre’23). Posteriormente baja poco y lento a 20,6% (enero’24); 13,2% (febrero’24) y +11% (marzo’24)».
Para el director de Economía & Ética, «el gobierno es consciente que la inflación está bajando lento y poco y que en realidad debería bajar más y con mayor velocidad» y en ese sentido, «la acción contra las Prepagas y su intención de ir ‘para atrás’ con parte de los aumentos de precios ponen en evidencia que el oficialismo necesita que la inflación baje más y más rápido».
«Lo que realmente está detrás de este accionar gubernamental contra las prepagas no es otra cosa que la intención de generar deflación
en el ítem “salud” del IPC para compensar (en parte) la inflación de los otros ítems y así lograr que el IPC general baje más rápido y fuerte de lo que está bajando», una estrategia que se puso en evidencia con la postergación de los aumentos en los servicios de transporte público del AMBA «para evitar que el actual proceso des inflacionario sea todavía más lento».
Para los próximos meses, Giacomini estimó que «si continúa el crawling peg del 2% mensual y el dólar paralelo no salta, la inflación IPC núcleo puede bajar al rango del 6%/5% mensual en el IIT’24 con la inflación IPC general convergiendo al 8%/7% (dependiendo qué se hace con los precios regulados) en los próximos 3 meses», en tanto la inflación mayorista «puede converger en torno al 3% mensual».
Pero advirtió al respecto que «todo depende de la estabilidad del dólar y de que la política monetaria y cambiaria sigan su actual curso; y justamente, el problema es que la actual política cambiaria y la presente política monetaria, así como la política fiscal, no lucen dinámicamente consistentes en el mediano plazo».
En ese sentido, alertó que «hay grandes riesgos de que en algún punto del segundo semestre (no sabemos cuándo) se vuelvan dinámicamente inconsistente, tengan que ser abandonadas y sus resultados sean revertidos; el tipo de cambio salte y el proceso des inflacionario se aborte».
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