BUENOS AIRES (ANP).- La negativa de Benjamin Netanyahu de instaurar un Estado palestino crea un abismo con Estados Unidos y la Unión Europea (UE), justo en el momento en que el primer ministro es criticado en Israel por su triunfalismo en la guerra de Gaza.
Esta semana, el presidente estadounidense, Joe Biden, volvió a insistir con la solución de los “dos Estados”, impulsada por la ONU, como una posible vía para pacificar una de las regiones más convulsionadas del planeta, a pesar de que el jueves Netanyahu rehusó aceptar dicha propuesta diplomática.
“El primer ministro debe ser capaz de decir no a nuestros amigos”, dijo Netanyahu, a modo de excusa, y señaló que en cualquier acuerdo futuro Israel necesita controlar la seguridad en todo el territorio al oeste del río Jordán.
Por otra parte, el jefe de política exterior de la UE, Josep Barrell, sacó a la luz un supuesto dato que no es nuevo para la prensa internacional: que Israel financió la creación del grupo islámico palestino Hamas para debilitar a la Autoridad Nacional Palestina (ANP), gobernada desde 2004 por el presidente Mahmud Abbas.
Netanyahu también fue criticado por el general retirado Gadi Eisenkot, miembro del Gabinete de guerra que integran, entre otros, el opositor Benny Gantz y el ministro de Defensa, Yoav Gallant, desde el pasado 12 de octubre.
Eisenkot, que tiene un hijo que murió combatiendo en Gaza, dijo que quienes abogan por la “derrota absoluta de Hamas no están diciendo la verdad”.
También afirmó que Netanyahu compartía una “clara y aguda responsabilidad” por no haber protegido a los israelíes cuando el pasado 7 de octubre Hamas mató a 1.300 personas y secuestró a otras 240 en el sur israelí.
Se estima que más de132 rehenes permanecen aún en Gaza, según informes de la BBC de Londres. En tanto, por lo menos 25.000 personas murieron en ese enclave palestino a causa de los bombardeos israelíes, según informes del ministerio de Salud, controlado por Hamas.
“Israel necesita una temprana elección antes de que sea demasiado tarde”, sostuvo el exprimer ministro israelí, el laborista Ehud Barak (1999-2001), en un artículo de opinión publicado por el diario Haaretz.
Barak dice claramente: “En Israel vemos desesperación. A pesar de los logros militares, Hamas no ha sido derrotado y el retorno de los rehenes está retrocediendo”.
Con respecto al rechazo de Netanyahu a la creación de un Estado palestino, Barak (foto) dijo que la propuesta estadounidense “es el único plan práctico y, a cambio, Israel tendrá que participar en futuras conversaciones hacia una solución de los dos Estados”.
Esta semana, por otra parte, Irán lanzó el martes misiles y drones contra el Kurdistán iraquí y Siria en respuesta a dos atentados suicidas que mataron a principios de enero a unas 90 personas en la provincia de Kerman, tras cumplirse un nuevo aniversario del asesinato del general iraní, Kassem Soleimani, atribuido a la Casa Blanca en 2020.
El atentado de Kerman, en el sureste iraní, fue revindicado por el Estado Islámico (EI), el grupo fundamentalistas que en 2014 declaró un “califato” entre Irak y Siria para instaurar una versión primitiva de la sharia (ley islámica), y que luego fue derrotado por una coalición liderada por Washington.
Un día después Teherán bombardeó posiciones en Pakistán del grupo sunnita Jais al-Adl, conocido en Irán como Jaish al-Dhulm, mientras que Islamabad atacó el jueves posiciones de grupos insurgentes en suelo iraní.
“Si bien aclaró que su objetivo es el Estado Islámico, Irán no quiere tener una acción directa ni con Irak, ni con Siria, ni contra Pakistán. Sin embargo, Islamabad no entendió de esa manera el ataque producido por parte de las fuerzas iraníes. Por el contrario, lo tomó como una acción directa contra su territorio”, dijo la analista Clara Sánchez.
En declaraciones a la agencia Nuevas Palabras, la experta en temas asiáticos e integrante del Consejo Argentino para las Relaciones Internacionales (CARI), señaló que cualquier acción violenta “puede subir la intensidad en la región, pero por ahora la gran guerra la tenemos solo en el frente de Gaza”.
En cuanto a los ataques de Irán contra el grupo sunnita Jaish al-Adl, que suele atacar a fuerzas iraníes, y la posterior respuesta de Pakistán contra escondites del movimiento separatista baluchi en la provincia fronteriza iraní de Baluchistán, Sánchez respondió: “Al parecer hubo una desinteligencia entre las autoridades iraníes y paquistaníes en ese momento”.
“La guerra puede extenderse regionalmente en este momento, porque la acción que realizó Irán pone en riesgo el equilibrio regional. ¿Por qué? Porque Pakistán no interpretó que el ataque que realizaba Teherán era contra los baluchis, en especial contra la etnia de Jaish al-Adl. Tanto Pakistán como Irán comparten esta etnia dentro de sus dos poblaciones”, señaló.
“En el caso de Irán, los baluchis no son chiitas como la mayoría de los iraníes, sino sunnitas. Ahí también hay un problema religioso sumado al separatista, porque este grupo tiene un movimiento que molesta tanto a Teherán como a Islamabad”, explico la analista.