El gobierno que surja de las elecciones de octubre de 2023 tendrá que aplicar “un programa macroeconómico contundente” ya que no se contará con el financiamiento necesario para llevar a cabo una política de gradualismo, de acuerdo con el análisis del economista jefe de la Fundación de Investigaciones Económicas Latinoamericanas (FIEL), Daniel Artana.
“Para poder analizar los desafíos que enfrentará el próximo gobierno, hay que imaginar primero cuáles serán las condiciones iniciales”, planteó Artana en la última edición de los “Indicadores de coyuntura” de la entidad, para responder que “el escenario más probable es uno parecido al actual: alta inflación, distorsiones de precios relativos (las más notorias, atraso del tipo de cambio oficial y de las tarifas), múltiples controles, elevada pobreza”, a lo que cabría sumar “una recesión moderada”.
Respecto a las “ventajas y desventajas” de las opciones de resolver las distorsiones económicas “de golpe o en forma gradual”, Artana advirtió que “el gradualismo requiere financiamiento si se quiere bajar la inflación de golpe” y que “a diferencia de 2016, cuando estaba la opción de normalizar la deuda en default y acceder al crédito internacional, hoy esa opción no está disponible”.
“Si se opta por el gradualismo fiscal, la baja de la inflación será también gradual porque será necesario utilizar el impuesto inflacionario para cerrar las cuentas”, puntualizó.
En el análisis, también se consideró “si las reformas estructurales deben postergarse hasta que la macro se haya estabilizado”, ya que de esa manera “se evita una superposición de conflictos en el corto plazo, al tiempo que se reconoce que es mejor debatir las reformas y lograr más adhesiones”.
Al respecto, Artana remarcó que “si se demoran las correcciones cambiarias y de tarifas, el programa estará expuesto a shocks y problemas de credibilidad”, además del hecho que “un ancla cambiaria es poco creíble si hay atraso cambiario y pocas reservas en el BCRA y los aumentos de tarifas frecuentes generan ruido en los índices de precios”.
“Sin embargo, la Argentina presenta algunas características que sugieren que es muy importante lograr avanzar en algunas de esas reformas durante los primeros meses de gestión del nuevo gobierno”. Indicó el economista jefe de FIEL.
En ese sentido, sostuvo que “generar credibilidad a partir del mero anuncio de un programa de estabilización no es fácil para un país que ha abusado de los defaults y del impuesto inflacionario y que, además, se enamora frecuentemente de políticas anti crecimiento a través de la adicción a una economía cerrada con un importante sesgo antiexportador, de una regulación laboral anti empleo, de controles y cuotas sobre innumerables transacciones, del abuso de impuestos muy distorsivos y poco visibles y, más recientemente, de un desprecio por la gestión profesional de las políticas públicas”.
“Además, algunas de las reformas estructurales son necesarias para ayudar a garantizar la solvencia del Estado a mediano plazo (previsional, reforma del empleo público, empresas públicas)”, aseguró.
Asimismo, Artana incluyó en el análisis que “los gobiernos parecen expuestos a perder apoyo popular a los pocos meses de iniciada la gestión” y en consecuencia “postergar las reformas sólo aumentará la chance de que puedan ser bloqueadas por los grupos de presión que hoy se benefician de su ausencia”.
“En resumen, no parece haber mejor opción que encarar con decisión un programa macroeconómico contundente y de impulsar al mismo tiempo reformas estructurales que mejoren las perspectivas de crecimiento de mediano y largo plazo”, finalizó.