BUENOS AIRES (ANP).- Las opiniones vertidas meses atrás por el presidente ecuatoriano Daniel Noboa acerca de las consecuencias de la dolarización volvieron a cobrar actualidad a partir del estallido de violencia narco en Ecuador, y calentaron el debate todavía latente en Argentina por la idea de sustituir el peso por el dólar expresada por el nuevo Gobierno.
Antes de asumir la presidencia, Noboa había afirmado en una entrevista con TN que el fuerte avance del narcotráfico en su país se debió en gran parte a que la dolarización facilitó las transacciones de las organizaciones criminales, al no tener que cambiar la moneda.
La controversia llegó de inmediato a Buenos Aires en momentos en que persiste la idea de que todos los pasos dados hasta ahora por el presidente Javier Milei en materia económica apuntan a llegar, más tarde o más temprano, a la dolarización en Argentina.
El economista Carlos Rodríguez relativizó tal relación y consideró que intentar ver una conexión entre narcotráfico y dolarización «es buscarle el pelo al huevo».
Al respecto, sostuvo que la economía ecuatoriana cuenta con una diversidad de productos, como bananas y langostinos, y resaltó que «la cuna mundial del narco han sido y son México y Colombia y ninguno de esos países está dolarizado. Rosario tampoco está dolarizada», agregó.
Por el contrario, el referente de la Izquierda Nicolás del Caño aprovechó la polémica para criticar nuevamente al Gobierno y postear una foto sobre los enfrentamientos armados en Ecuador para comparar ese duro escenario con «el país modelo de Milei».
Asimismo, el kirchnerista Agustín Rossi también utilizó la red X para recordar viejas declaraciones en las que sostenía que «el impacto negativo de la dolarización no solo es en la economía sino también en la seguridad y el avance narco».
En un punto intermedio, el economista ecuatoriano Juan Pablo Jaramillo resaltó en una entrevista concedida a LaPoliticaOnline que la dolarización «es un factor más» en el auge del narcotráfico, pero que existen otras cuestiones centrales, como la falta de controles y la debilidad del Estado.
El conflicto armado en Ecuador comenzó el fin de semana con la fuga de un capo narco a lo que siguió una serie de ataques perpetrados por bandas terroristas, que incluyeron motines en varias prisiones, el secuestro de policías y guardiacárceles, y la toma de una universidad y un canal de televisión en Guayaquil.
El presidente Noboa decretó ayer el estado de emergencia y movilizó a las fuerzas armadas de su país para poner freno a los delincuentes. Se calcula que hay más de una decena de muertos y se teme por la vida de los agentes penitenciarios, que por estas horas permanecen en poder de sus captores.