BUENOS AIRES (ANP) El programa económico puesto en práctica por el presidente Javier Milei y su ministro de Economía, Luis Caputo, consiste en una “mezcolanza teórica” de diferentes escuelas y que, por tener “varios errores técnicos” puede derivar en un fracaso del plan para bajar la inflación de manera consistente.
Así lo sostuvo el director de la consultora Economía & Ética, Diego Gacomini, para quien “hay que comprender el andamiaje intelectual del programa des inflacionario del gobierno para poder visualizar que tiene varios errores técnicos”.
De esa forma, planteó, puede concluirse que “el proceso des inflacionario del gobierno de Javier Milei no está asegurado y que, por el contrario, existe una probabilidad no menor de que ese proceso des inflacionario se aborte”.
En ese sentido, cuestionó a quienes consideran que la caída de la actividad sea necesaria para asegurar esa desaceleración de la inflación, así como los que sostienen que el equilibrio fiscal es por sí solo garantía de la estabilidad de los precios.
En base a la propia experiencia argentina, Giacomini advirtió que “puede desplomarse el nivel de actividad y, sin embargo, puede continuar habiendo probabilidad de que el proceso des inflacionario se aborte y la inflación vuelva a acelerarse más adelante”, así como “existe la posibilidad de que haya un proceso des inflacionario exitoso sin que sea necesario desplomar el nivel de actividad”.
“La estrategia desinflacionista del gobierno de Javier Milei tiene 4 patas. Primero, prometer equilibrio fiscal financiero; es decir, prometer que no va a emitir para financiar al Tesoro. Segundo, enfría la economía para que la inflación baje más rápido. Tercero, aplica un crawling peg del 2% mensual al dólar oficial. Cuarto, licúa los agregados monetarios”, sintetizó Giacomini.
El economista remarcó que esos cuatro factores “no pertenecen al mismo paradigma económico, sino que conforman una suerte de mezcolanza teórica de distintos modelos económicos de inflación de Chicago, desde (Milton) Friedman hasta Robert Lucas Jr.”
Al respecto, aclaró que “el déficit fiscal no es la única fuente de emisión monetaria” y que “el Tesoro puede tener superávit financiero, pero el Banco Central puede elegir emitir por otras razones, por ejemplo; para mantener un tipo de cambio real elevado para proteger a algunos sectores productivos domésticos que considera ‘estratégicos’ y/o para mantener el poder adquisitivo ‘“fiscal’ de las retenciones y/o para comprar dólares y acumular reservas”.
Giacomini recordó que “una mezcla o una suma de todas estas razones se dieron entre 2003 y 2007”, cuando “hubo 5 años de un superávit financiero que promedió +1,1% anual en la punta a punta, pero el BCRA emitió a un ritmo promedio anual de +30,9%, totalizando una emisión acumulada que totalizó +281,6% en los 5 años punta a punta”.
“Como resultado de esta emisión, y aun teniendo un inédito superávit fiscal financiero durante 5 años (toda una rareza), la inflación minorista se multiplicó por 6, pasando de +3,7% (2003) a +18,9% (2007), totalizando +61,3% acumulado en 5 años”, indicó.
También manifestó que “el crawling peg del dólar oficial de 2% mensual no es creíble y es dinámicamente inconsistente, con lo cual alimenta las expectativas de más devaluación y las expectativas de inflación, ergo; impide que bajen las expectativas y, por ende, es un obstáculo para que la inflación baje ‘en serio’ y en forma permanente”.
“Si hay una nueva devaluación del dólar oficial o hay una apertura del CEPO con unificación y salto cambiario, la inflación volvería a acelerarse y el proceso des-inflacionario abortarse”, aseveró.
Por otra parte, advirtió que “pensar que la licuación monetaria es sinónimo de éxito des inflacionario es muy arriesgado y/o un error intelectual”, en tanto se asume “una demanda de dinero fija”, cuando en rigor “se mueve al ritmo de otras variables”.
“Si el nivel de actividad se desploma, se desplomará la demanda de dinero por motivo transacción y de ahí, se desplomará la demanda de dinero total. Paralelamente, si el dólar paralelo sube y la brecha se agranda porque hay expectativas de devaluación y porque los rendimientos en pesos son negativos, la demanda de dinero por motivo retención se desplomará”.
Con una demanda de dinero en baja, explicó, “el poder adquisitivo del dinero se reduce y en consecuencia el tipo de cambio sube, la inflación se acelera o deja de bajar y el proceso des inflacionario se aborta”.
En ese proceso, finalizó, “se necesitaría aún más licuación y mucho más enfriamiento de la actividad. Todo un combo realmente muy difícil”.