BUENOS AIRES (ANP) Desde hace tiempo que los argumentos políticos que han tornado reversibles, al punto que conceptos y frases que décadas atrás eran esgrimidos por un sector determinado, hoy son sostenidos por otros que (supuestamente) se encuentran en el otro extremo del espectro ideológico.
No está de más recordar que allá lejos y hace tiempo uno de los típicos rezongos gorilas era el de decir que «acá todo el mundo se queja pero los restaurantes están repletos y las playas de los centros turísticos están colmadas», concepto facilista que en la actualidad forma parte de los pocos postulados que le quedan al oficialismo de Unión por la Patria, al punto de incluirlo en unos de sus spots de campaña.
Quizás por eso no sorprenda que el peronismo de hoy recurra sin sonrojarse a la eliminación de un impuesto que fuera creado nada más y nada menos que por el propio Juan Domingo Perón. Y que quienes hoy defienden a capa y espada la decisión de Sergio Massa de derogar la Cuarta Categoría del Impuesto a las Ganancias, apenas hace nueve años sostenían exactamente lo contrario.
Así lo expresaba en noviembre de 2014 el entonces ministro de Economía, Axel Kicillof, ante el embate de diferentes sectores del sindicalismo y la oposición política que reclamaban por cómo la inflación con el correr de los años había dejado al mínimo no imponible en un nivel demasiado bajo, ampliando la cantidad de asalariados que debían soportar todos los meses descuentos de sus haberes.
«Es un impuesto a los trabajadores que más ganan», aseveraba quien hoy es gobernador de la provincia de Buenos Aires, en defensa del cobro a más de un millón de asalariados. No estaba solo en esa defensa, si se tiene en cuenta que en el mismo sentido se había expresado en varias ocasiones la por entonces presidenta Cristina Fernández de Kirchner y un año antes también Juan Manuel Abal Medina, durante su paso por la Jefatura de Gabinete.
Kicillof siguió con sus explicaciones y dijo que el impuesto a las Ganancias que se aplicaba sobre los asalariados «es una contribución solidaria de los trabajadores que más ganan al Estado, pero no es para el Estado, no es para los funcionarios, va para las políticas de Estado».
Y para que nadie de las propias filas se animase a cuestionarlo, se escudó: «lo puso el general Perón y de ahí en adelante siempre existió».
El ministro tenía razón, ya que se bien el impuesto a las Ganancias (con la denominación original de «Réditos») existía desde 1932, la variante que grava a los trabajadores en relación de dependencia fue dispuesta en la tercera Presidencia de Perón en 1973.
Medio siglo después, al igual que entonces, son otros los dirigentes que, a su manera, salen a explicarle a Perón qué es el Peronismo. Al menos, tributariamente hablando.