BUENOS AIRES (ANP).- La mega cárcel para las pandillas Maras, la construcción de una nueva biblioteca nacional y la lucha contra la corrupción forman parte del legado de Nayib Bukele, el presidente salvadoreño que buscara su segundo mandato pese a que la oposición lo considera “inconstitucional”.

Sin embargo, en agosto pasado, el Tribunal Supremo Electoral (TSE), declaró improcedente una demanda para impedir la candidatura del mandatario, de 42 años, presentada por la coalición de partidos Unión Nacional Opositora.

Esta semana, además, el Congreso con mayoría oficialista le otorgó una licencia de seis meses a Bukele, del partido Nuevas Ideas, para que busque su reelección en los comicios del 4 febrero de 2024.

Desde que asumió la presidencia en junio de 2019, el presidente salvadoreño se autodefinió como “un instrumento de Dios”, calificó de corrupta y asesina a la clase política, felicitó a los militares por llevar la paz al pueblo, y se alabó a sí mismo por haber reducido los índices de criminalidad.

En las redes sociales sus partidarios lo presentan como el mejor jefe de Estado latinoamericano. Pero, más allá de esta polémica definición, lo cierto es que en el resto de América Latina se sigue con atención todo lo que hace este político y empresario, que fue elegido en 2015 alcalde de San Salvador por la exguerrilla del Frente Farabundo Martí para la liberación Nacional (FMLN).

“La reelección presidencial de Bukele es una ruptura constitucional. Son varios los artículos de la Carta Magna en los que se plantea con carácter obligatorio la alternancia de la persona que asume esa responsabilidad”, dijo a la Agencia Nuevas Palabras (ANP) la activista salvadoreña Morena Herrera, reconocida por su lucha en favor del derecho de la mujer al aborto.

La defensora de los derechos humanos, nominada por el Parlamento Europeo al Premio Sajarov 2023, opinó desde San Salvador que “puede ser que el señor Bukele tenga apoyo popular, expresado sobre todo en las redes sociales, pero eso no significa que no haya un quebrantamiento del mandato constitucional del país, lo cual es muy grave”.
Tras convertirse en un líder popular, Bukele nunca ha pasado desapercibido por sus actos de gobierno, incluso ha recibido elogios del expresidente estadounidense, el republicano Donald Trump.

Pero su modelo de mano dura para poner fin a la violencia y la criminalidad es rechazada por organizaciones como Amnistía Internacional (AI), que en su informe de 2022 señala que el estado de excepción, decretado por el mandatario, “conllevó violaciones masivas de derechos humanos y el debilitamiento del Estado de derecho”.

Su política contra las pandillas Maras fue también criticada por el expresidente de Costa Rica, Luis Guillermo Solís, quien señaló que las violaciones a los derechos humanos que se comenten durante el régimen de excepción son un “mal ejemplo” para otros países latinoamericanos.

El camino para que Bukele lograra finalmente una licencia de seis meses, y así postularse a la reelección, fue bastante desprolijo, según opinan sus detractores.

A principios de mayo de 2021, el mandatario ordenó la destitución inmediata de los jueces de la Sala de lo Constitucional de la Corte Suprema, lo que provocó el rechazo de Estados Unidos y varios organismos internacionales, según informes de la BBC.

“En algunos aspectos el populismo de Bukele tiene puntos de contacto con la derecha, al detectar una demanda popular que es ignorada por la clase política, y que él capitaliza para hacerse del poder. En este caso, localizó la enorme ansia del pueblo salvadoreño por conseguir seguridad”, dijo Juan Alberto Rial, secretario del Instituto de Relaciones Internacionales (IRI).

El profesor de Derecho Internacional en la Universidad Nacional de La Plata (UNLP), señaló a ANP que en El Salvador “ha habido un notable descenso de la inseguridad y de la criminalidad que ha sido enormemente valorada por la sociedad salvadoreña, ya que Bukele cuenta con el 95% de aprobación”.

“Claramente el mandatario ha buscado perpetuarse en el poder, tras lograr el control de la Asamblea Legislativa y remover a las autoridades de la sala constitucional y del Poder Electoral. Con estas medidas consiguió el visto bueno para presentarse a una nueva reelección que lo corone como el futuro presidente en 2024, cuando el artículo 152 de la Constitución de El Salvador se lo impedía”, dijo el secretario del IRI.

Para Rial, “estos liderazgos disruptivos que tratan de llevarse por delante la institucionalidad no distinguen la ideología, pues hay fenómenos de derecha y de izquierda. Es lo que dice la oposición de Venezuela, haciendo referencia a esta avanzada sobre el Poder Judicial de Bukele: ´No hay dictaduras de izquierda o de derecha, solo hay dictaduras´”.

En aquella oportunidad, rechazando las críticas por la decisión de la Asamblea Legislativa salvadoreña de destituir a los jueces de la Corte Suprema y al fiscal general, Raúl Melara, Bukele afirmó en mayo de 2021 por la red social X (exTwitter): “Si ustedes quieren llegar al poder para dejar al fiscal de (el presidente de Venezuela, Nicolás) Maduro y a la Corte de Maduro, mejor díganle al pueblo la verdad. Díganles que apoyarlos a ustedes es igual que apoyar a Maduro”.

Por NP