Buenos Aires, jun 9 (ANP).-  No hace mucho, en el 2014, el país vivía una de sus tradicionales corrida cambiaria y la entonces diputada por Río Negro (hoy Senadora por el FDT) Silvina García Larraburu proponía la creación de una nueva Junta Nacional de Granos, para regular el mercado exportador de granos y la liquidación de divisas.

Seis años más tarde, con la deuda en default, y escasez de divisas en un mercado cambiario hipercontrolado, el presidente Alberto Fernández anunció la intervención y expropiación de todo el grupo Vicentin, que estaba en Concurso de Acreedores desde finales del año pasado, y que recibía ofertas de compra por parte de tres grupos empresarios de capitales nacionales y extranjeros.

“Que el Estado cuente con una empresa testigo en el sector es algo muy importante y es una medida estratégica que favorece a Argentina para lograr la soberanía alimentaria”, dijo el presidente al hacer el anuncio de la expropiación de la empresa aceitera y agroexportadora, que es la que está en Concurso de Acreedores, sino de todo el grupo, lo cual es más ambicioso.

Esta medida generó la inmediata reacción de la oposición. El senador de Juntos por el Cambio (JPC),  Alfredo D’Angelis  manifestó que: “no habría que descartar la posibilidad que al quedarse con Vicentin, quieran transformar a YPF (que será su empresa administradora) en una de las principales exportadoras de cereales  o tal vez ir más allá, y armar luego de la expropiación un nueva Junta Nacional de Granos” que funcionó hasta 1991 cuando otro gobierno peronista, el de Carlos Menem, (foto) la disolvió.

El  “rescate de Vicentin”, como lo dijo Fernández – que es un modelo de un  expropiación lisa y llana – tendría como objetivos la recuperación y pago de deudas a productores de interior, la renegociación con los bancos acreedores, el mantenimiento de la fuente de trabajo de unos 2500 empleados, un aumento de la producción agrícola y de la producción de bodiesel.

En esa línea, el designado interventor de la empresa, Gabriel Delgado manifestó que  “nosotros  entendemos y apoyamos mucho el proyecto de Vaca Muerta y creo que ahora también a YPF le toca tener la ‘vaca viva’. Puede ser una analogía que puede ser una seña mundial para muchas compañías que se dedican a la producción de energía, porque finalmente el petróleo es energía y la producción agrícola o bioindustrial también es energía, sirve para mover otras cosas”.

Vicentin , con el 9 % del mercado exportador de cereales, se presentó el 4 de diciembre pasado en concurso de acreedores con un pasivo que ronda los US$ 1.350 millones, producto de desmanejos de los últimos cuatro años.

Desde la Bolsa de Cereales de Rosario presentaron un documento en marzo que muestra que Vicentín se encuentra en el sexto puesto de las exportadoras con 8,4 millones de toneladas vendidas, o un 9% del total de ventas externas agroindustriales. La empresa es además socio de la multinacional suiza Glencore en Renova, la mayor empresa productora de biodiésel del país y entre las primeras del mundo.

Esto ocurre porque  diciembre pasado ambas tenían  un 50 % cada una pero luego de los problemas financieros  Glencore adquirió un 16,7% adicional y ahora controla dos tercios de las acciones.

El estudio también destaca que la  deuda de la empresa de unos US$ 1.350 millones, el Banco Nación tiene US$ 350 millones, algo parecido de los productores agropecuarios y el resto en bancos privados.

Por N P