BUENOS AIRES, JUN 12 (ANP):- El Seleccioando argentino de futbol iniciará el lunes, frente a Chile una nueva participación en la “Copa América”, con un equipo previsible, que juega “al trotecito” y al que le depara un destino incierto.

Los últimos dos empates por las Eliminatorias para Qatar 2022, uno con Chile y otro con Colombia, volvieron a mostrar los mismos errores conceptuales que vienen marcando el ciclo de Lionel Scaloni desde que asumió hace tres años y hasta la actualidad: un equipo lento, que creer que con solo tener la pelota puede “pasar algo”.

Argentina tiene un medio-campo que no marca, pero que tampoco tiene la explosión para “salir para adelante” cuando tiene la pelota.

Leandro Paredes no es “un 5”, es “un ocho devenido a 5” es decir, puede tapar un pase, sabe ubicarse, y eventualmente poner él un buen pase entre líneas, pero no tiene quite, no “raspa”, y no sale a buscar una pelota dividida.

A su lado está Rodrigo de Paul, otro jugador de similares características. Ambos, sin vocación de “lucha” terminan defendiendo pegados a la linea de defensores para achicar el espacio y dejan a los contrarios todos los rebotes habidos y por haber.

El problema se agrava porque una vez que se hacen de la pelota, no tienen una salida rápida, vertical, hacia los de arriba.

La “tenencia” se hace entonces intrascendente. A esto se le suma que los dos laterales, Gonzalo Montiel, y Nicolás Tagliafico no hacen lo que realizan en sus equipos originales, es decir, “pasar al ataque”, llegar hasta los últimos 25 metros donde se define el partido.

La única transición potable que se vio hasta ahora fue la de Giovanni Lo Celso, quien intenta conectarse con Lionel Messi y Lautaro Martínez. Un párafo aparte merece, este último, jugador del Inter, que en el partido contra Colombia se pasó todo el segundo tiempo recibiendo de espalda los pelotazos que les tiraban, aguantando la carga de los defensores, a la espera de la llegada de algún compañero, algo que difícilmente sucedió.

También en ese partido Lo Celso jugó solo el primer tiempo porque viene de una lesión, y en su reemplazo entró otro volante “mixto”, el ex River Plate, Exequiel Palacios, que trataba, con irregular éxito, de alcanzar la pelota a “los dos de arriba”.

Si se espera jugar al contra-ataque con Messi, el técnico no se dio cuenta que el mejor jugador del fútbol de los últimos diez años ya tiene 33 años, y no se le puede pedir la “explosión” que tenía hace cuatro u ocho años.

En ese panorama, la Selección es un equipo que “tiene la pelota” para “ver qué pasa”. Para ver si una combinación entre Messi y alguno más termine en el fondo de la red, o como pasó en los últimos dos partidos, que Martínez fuerce un penal, alguno haga un gol a partir de una extraña carambola (caso Paredes) o un gol de cabeza, no mucho más.

¿Puede ganar con eso Argentina la tan anhelada Copa América que supo disfrutar allá por los 90’? Es posible. El único rival de fuste es Brasil, todo el resto de los equipo son tan buenos o tan malos como el conjunto de Scaloni.

Una muestra de esto fue el último partido contra Colombia. Argentina lo ganaba 2 a 0 a los 7 minutos. Un penal infantil de Otamendi (otro dato a destacar) puso el partido 2 a 1, y a partir de allí pudo la albiceleste definir el partido en un contrataque o terminar, como terminó, empatándolo.

Como dijimos, salvo Brasil, que tiene una clara ventaja sobre el resto, Argentina puede ganar y perder con cualquiera con este funcionamiento tibio, que vuelve a abrir muchos interrogantes y pocas esperanzas.

Por NP