La recaudación récord de septiembre no estuvo exenta de «efectos secundarios», a raíz del desigual crecimiento de los diferentes tributos, en un reparto en el que las provincias pasaron a ser las grandes perdedoras.
El perjuicio ocasionado a los 24 distritos subnacionales es consecuencia directa de la mayor participación que tuvieron los derechos de exportación en la recaudación total: si se excluyera el incremento del 489% interanual de las retenciones, el incremento del resto de los tributos no hubiera sido del 117,9% sino del 87,6%.
Si ese desmesurado crecimiento fue motivo de satisfacción en los despachos del gobierno nacional, la reacción en las administraciones provinciales no fue la misma: como las retenciones no se coparticipan, ni un centavos del crecimiento de su recaudación fue compartido.
La clasificación presupuestaria deja en claro las diferencias: si la recaudación aumentó un 117,9%, el incremento para la Administración Nacional fue del 156,1%, pero para las provincias de solo el 87,7%, una diferencia de 68,4 puntos porcentuales.
De esa forma, la participación provincial en el total de la recaudación nacional cayó al nivel más bajo del año , con un 27,99%, 6,21 puntos menos que el 34,20% del mes anterior.
Quizás haya que recordar lo estipulado en el artículo séptimo de la ley 23.548 de Coparticipación Federal: «El monto a distribuir a las provincias, no podrá ser inferior al treinta y cuatro por ciento (34%) de la recaudación de los recursos tributarios nacionales de la Administración Central, tengan o no el carácter de distribuibles por esta Ley».
Un artículo que es letra muerta hace varios años y que en los nueve meses de 2022 se incumplió siete veces.