BUENOS AIRES, NOV 12 (ANP).- Si había un ganador debía ser Argentina. El penal a favor de Paraguay estuvo bien sancionado y en el segundo tiempo no le cobraron otro. El gol de Messi fue correctamente anulado. Ángel Romero debió ser expulsado por una falta fuerte a Exequiel Palacios, al igual que Gonzalo Montiel por una infracción a Miguel Almirón. Nicolás González fue una auspiciosa aparición.

Dicho esto, volvemos al mismo planteo de los partidos anteriores. Argentina hace un culto de la posesión de la pelota en forma inocua. El cronómetro oficial indicó que el equipo de Leonel Scaloni gozó del control de la pelota en 2 de cada 3 minutos del partido, y el juego se desarrolló mayormente en el tercio final de su ataque (o el tercio de defensa visitante). Pero no generó situaciones claras de gol.

Tal vez lo más destacado del equipo nacional fue cierta capacidad durante gran parte del partido de evitar el progreso en el campo del equipo paraguayo y establecerse como dominador del juego.

Pero tras la recuperación no logra resolver qué hacer con el campo y la pelota. La posesión se torna indolente y no encuentra esa aceleración en los últimos 25 metros del campo para generar espacios y la puntada final que transforme el dominio en una ventaja en el marcador.

Para más, Lionel Messi tuvo un partido con altibajos, errando muchos pases (varios frontales) y con una particular insistencia en encarar cruzadas individuales ante un murallón de defensores rivales.

Paraguay jugó un primer tiempo aceptable, encontrando la ventaja con un penal de los “cobrables” y tras el empate se aferró a ese resultado. En el segundo tiempo sólo cruzó la mitad de la cancha en contadas ocasiones generando un par de cornes y un tiro libre por la comentada falta de Montiel.

Lo más positivo para la Argentina fue la aparición de Nicolás González, que ingresó por lesión de Nicolás Tagliafico a jugar por la banda izquierda. “Nueve” en el Stturgart alemán, Scaloni le inventó una posición y el ex Argentinos Juniors aprovechó la oportunidad mostrando que no le pesó la responsabilidad y presentándose como una alternativa válida, por la banda izquierda. Hoy parece más que el “Huevo Acuña.

En la ventana de eliminiatorias, Paraguay se llevó un empate de Buenos Aires y el martes espera en su casa a Bolivia, la peor selección del continente, con lo cual puede anotarse cuatro puntos de oro.

Argentina apenas sumó una unidad de local y tiene que ir a Lima, en un viaje de riesgo, que puede dejar un balance negativo para esta doble jornada.

No obstante, al margen de los números lo más preocupante es la reiteración de actuaciones calcadas de un equipo al que le regalan la pelota, la mueve, la mueve, y la mueve y no sabe como generar peligro. Y eso que tiene a Messi.

Por NP