BUENOS AIRES, (ANP).- Esta nota tiene un antecedente: La que se escribió el 8 de julio antes de la final de la Copa América en Brasil (Leer aquí). Desde aquel partido hasta hoy, poco cambió en el anodino juego de la Selección Argentina de futbol.
Desde esa final disputada en julio del 2021, y ganada de manera ajustada a Brasil, la selección que conduce Lionel Scaloni obtuvo, con justicia y merecimiento, “La Finalissima” al vencer al Campeón de Europa, Italia, por 3 a 0. A ese triunfo le siguieron una serie de partidos intrascendentes, donde la fortaleza defensiva mantuvo un largo invicto y la convicción que se estaba por el camino correcto.
La llegada a Qatar ya deparó un “sinsabor”. Scaloni se enojó, y con justa razón, porque un par de jugadores no llegaron bien físicamente y los tuvo que cambiar en plena convocatoria.
Pero luego, en el partido “más accesible” contra Arabia Saudita, probó cómo estaba físicamente un baluarte de la defensa, como Cristian Romero, y no anduvo bien. A este se le sumaron dos “suplentes” en sus habituales equipos, como son Rodrigo de Paul y Leandro Paredes, que “no pudieron agarrar un solo rebote” ante los decididos rivales de Arabia Saudita.
Y acá, además de la falta de estado físico de algunos jugadores, se cae en un tema recurrente: Paredes “no es 5”. Es un 8 devenido a mediocampista central. Tapa los pases, cuando la recupera se la da al pie a un compañero, pero no le gusta el roce y mucho menos salir a disputar una pelota si no está 100 % seguro que la obtiene, algo que quedo en evidencia.
Y en el caso de De Paul, como dijo ayer Oscar Ruggeri “tiene que pedirla más, aunque se la saquen 10 veces”. Se necesita mayor compromiso de los mediocampistas y no solo jugarla para los costados para asegurar.
Como dijimos antes, Argentina es un equipo “regular”, que puede ganar o perder con cualquier rival, y no porque “son las cosas del fútbol”, sino por que su jugadores son irregulares, que en un buen día, pueden vencer a Brasil, pero también pueden caer ante México o Polonia.
Solo tres jugadores sobresalen del resto, por talento, actitud y continuidad en sus rendimientos. El arquero, Damián “Dibu” Martínez, toda una revelación a sus 28 años, Cristian “Cuti” Romero, por su seguridad en la zaga central cuando no está lesionado, y por supuesto, Lionel Messi, el mejor jugador de los últimos 14 años, hoy más un estratega y lanzador de pases precisos para delanteros rápidos, pero al que no hay que pedirle que se saque dos jugadores de encima.
El resto, son todos intercambiables. Pueden jugar bien un partido y al otro desaparecer, como el Papu Gómez. Habrá que esperar que saquen fuerzas de flaquezas y comiencen a encontrar “las personalidades” que los saquen de los momentos de aprieto y los conduzcan con decisión al arco rival.