BUENOS AIRES (ANP).- La amenaza de Donald Trump de querer cambiar el nombre del Golfo de México por el de Golfo de América, muestra, quizás, la cara más autoritaria del presidente electo estadounidense, cuyo mandato se iniciara el 20 de enero.

Trump, sin embargo, tuvo en este caso una actitud mucho más moderada que cuando advirtió hace dos días que Groenlandia debe ser parte de Estados Unidos, sin descartar el uso de acciones militares o económicas para adquirir la isla autónoma en poder de Dinamarca.

Con México, en especial, el presidente reelecto (2017-2021) mantuvo siempre una relación tirante. El 16 de junio de 2015, antes de ser elegido, dijo que los inmigrantes mexicanos eran “violadores” y “criminales”.

Por eso, no es casual que Trump, considerado un delincuente convicto tras ser sentenciado hoy a “descargo incondicional” en el caso de la estrella porno Stormy Daniels, haya ahora amenazado con terminar el muro en la frontera sur, o con lanzar la mayor deportación de ilegales de la historia.

Envalentonado por su aplastante triunfo en las elecciones del 5 de noviembre,  Trump se olvida de que Estados Unidos se apoderó de Texas en 1845, con el fin de defender los intereses de los algodoneros y terratenientes que ocupaban ese territorio, tras lo cual se convirtió en el vigésimo octavo estado de la Unión.

Texas, rica en petróleo y gas natural, perteneció a México entre 1821 y 1836, tras formar parte durante más de un siglo del Imperio de España. Luego obtuvo su independencia antes de que se uniera a Washington, el 29 de diciembre de 1845, tras un referendo en el que los tejanos dieron su aprobación.

A principios de octubre de 2021, el ex presidente Andrés Manuel López Obrador (2018-2024) recordó la famosa frase del escritor mexicano Nemesio García Naranjo, pronunciada por el dictador Porfirio Díaz, que gobernó México entre 1876 y 1911, para referirse a las relaciones con la Casa Blanca.  “¡Pobre México, tan lejos de Dios y tan cerca de Estados Unidos!”, escribió Naranjo.

No obstante, López Obrador ponderó las buenas relaciones actuales con Washington, donde viven más de 38 millones de mexicanos. “Bendito México, tan cerca de Dios y no tan lejos de Estados Unidos”, señaló el ex mandatario de izquierda.

Esta semana, el hombre al que algunos acusan de ser el mayor instigador de la toma del Capitolio, el 6 de enero de 2021, dijo en una conferencia de prensa: “Vamos a cambiarle el nombre al Golfo de México por el de Golfo de América, que tiene un lindo sonido. Es lo más apropiado. Y México tiene que parar de dejar entrar a millones de personas a nuestro país”.

Las declaraciones de Trump causaron rechazo en México y en varios países europeos. El 8 de enero, la presidenta mexicana, Claudia Sheinbaum, (foto) señaló que el Golfo de México es el nombre reconocido por la Organización de las Naciones Unidas.

Y lanzó una ironía contra el líder republicano. “¿Por qué no le llamamos América Mexicana? ¿Se oye bonito, no?», dijo Sheinbaum. La destacada científica mostró un mapa del siglo XVII, donde aparecían el golfo y el territorio que el país latinoamericano perdió con Estados Unidos en el siglo XIX.

En declaraciones a la agencia Nuevas Palabras, el analista Gustavo Alejandro Cardozo opinó: “Este tipo está bastante loco. Si llegara a hacer eso con los mexicanos, y ellos se ponen de pie para rechazarlo, Trump se va a ganar un problema enorme”.

Cardozo, profesor de Relaciones Internacionales de la Universidad Regional del Noroeste del Estado brasileño de Rio Grande do Sul (UNIJUÍ), advirtió que “es supercomplejo que se pueda cambiar el nombre del Golfo de México, porque eso generaría un problema en ese país y con gran parte de los demás países latinoamericanos”.

“Esto provocaría, además, todo un revisionismo histórico. Inclusive México podría plantear el tema de la ´toma de California´. Con respecto a Groenlandia y Dinamarca, eso impactaría con la Unión Europea y algunos países que no verían con buenos ojos la actitud de Trump”.

California, el estado más grande en cuanto a población (unos 39 millones en la actualidad), pasó del dominio español a ser controlada por México en la década de 1820, hasta que fue ocupada y cedida a Estados Unidos a través del tratado de Guadalupe Hidalgo en1848, según informes de la Enciclopedia Británica.

Cardozo, investigador en asuntos de China y sus relaciones con América Latina, explicó, por otra parte, que “toda la región ártica está siendo muy monitoreada tanto por Rusia como por China”.

El experto mencionó que “hay toda una ruta de seda ártica que Beijing está planteando y que tiene que ver con cuestiones de los minerales y el tráfico de los hidrocarburos”.

De un día para otro, Trump se ha convertido de nuevo en el líder del mundo Occidental. De todas formas, hay que ver qué pasa durante su segunda presidencia. Nadie duda de que es dueño de una gran hilaridad. A veces, sin embargo, no se sabe si está haciendo una broma o si realmente habla en serio.

Por NP