La carga tributaria nacional, provincial y municipal sobre la renta agrícola alcanzó en junio al 74,6% del total para el promedio ponderado de los cultivos de soja, maíz, trigo y girasol, de acuerdo con el informe realizado por la Fundación Agropecuaria para el Desarrollo de Argentina (FADA).

«Es decir, que de cada $100 de renta (valor de la producción menos costos) que genera una hectárea agrícola, $74,60 es lo que representan los distintos impuestos nacionales, provinciales y municipales», se precisó en el trabajo realizado por David Miazzo, Nicole Pisani Claro y Natalia Ariño.

En un análisis más detallado, la participación del Estado en soja es del 83,5%, maíz 69,7%, trigo 57,9% y girasol 63,7%.

En el estudio de FADA, se considera la renta el resultado de restar al valor de la producción a precios internacionales los costos de producción, comercialización, flete, administración y seguros. Esa renta se distribuye entre los impuestos, el resultado de la producción y la renta de la tierra.

«Por este motivo, desde la perspectiva de un arrendatario, donde la renta de la tierra es un costo, en un año donde la producción genera pérdidas el Estado se lleva más del 100% de la renta», indicaron.

El índice de junio es 13,1 puntos porcentuales más alto que el de junio de 2022, que había marcado 61,5%, traccionado por menores rindes como consecuencia de la sequía y las heladas que han afectado a los cultivos, y menores precios internacionales que junio de 2022, cuando estuvieron impulsados por la guerra Rusia-Ucrania.

En el último año, en el caso de soja, el indicador subió de 68,4% a 83,5%, maíz de 53,9% a 69,7%, trigo de 50,4% a 57,9% y girasol pasó de 44,8% a 63,7%.
«Por la estructura tributaria que pesa sobre la producción agrícola, un evento adverso como la sequía, en lugar de reducir el peso de los impuestos, lo aumenta», sostuvo FADA, para aclarar que eso es «consecuencia de que el impuesto con mayor participación es el derecho de exportación que, al actuar sobre el precio bruto, no reconoce caídas en la rentabilidad. Así, a medida que empeora la sequía, aumenta la participación de los impuestos sobre la renta».
La entidad puso el acento en el deterioro de las condiciones de federalismo fiscal, debido a que «con una caída tan profunda de los rindes desaparece un impuesto coparticipable como el impuesto a las ganancias y persisten impuestos que no se coparticipan como los derechos de exportación y el impuesto a los créditos y débitos».

«Por otro lado, el problema de no contar con una cuenta tributaria única y que los saldos de los distintos impuestos queden estancos y retenidos en AFIP generando un costo para los productores», señaló, en referencia a «los saldos técnicos de IVA que, en momentos de quebrantos generalizados, las empresas agropecuarias acumularán montos millonarios de saldos técnicos de IVA en AFIP, en un año en que muchas de ellas no podrán ni siquiera hacer frente a sus deudas».

Por NP