Buenos Aires, oct 26 (ANP) .- De acuerdo a la opinión de la mayoría de economistas locales la resolución de esta crisis cambiaria depende de una mejora del contexto macro, de la política económica y de la reducción de la brecha cambiaría, pero es un error creer que solo se trata de un problema económico.

La actual inestabilidad política y social puede transformar esta crisis macroeconómica en una gran crisis económica social con un final inesperado.

Pero así como existe una elevada brecha cambiaria, una de las más altas de la historia económica argentina,  entre el dólar oficial y los dólares alternativos como los llama el ministro Martin Guzman,en el aspecto político podemos decir que existen dos modelos de gobiernos bastante distanciados uno del otro.  El oficial del presidente Alberto Fernández y el paralelo  de la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner donde al parecer será muy difícil reducir  el distanciamiento entre ambos.

Es la primera vez en la historia de la democracia qué aparece un gobierno con fuerte influencia desde la Vicepresidencia de la Nación, y con un  Presidente de la Nación desgastado cuando no cumplió un año de su mandato. Además, se observa una fuerte conflictividad política y social entre distintos sectores de la sociedad y la pandemia y la cuarentena representan un fuerte  golpe económico y político para el oficialismo.

El problema, a diferencia de este año, es que en el próximo el gobierno enfrentará  elecciónes de medio término que podrían condicionar el mandato de este gobierno entre el 2022 y el 2023.

La crisis económica provocó una crisis cambiaria que golpea a un proyecto político de mediano plazo que al parecer conduce el Presidente pero que encabeza y lidera la Vicepresidente.

Pero además, un fenómeno que genera mucha preocupación en los ámbitos políticos y económicos y empresariales, es lo que el economista Marcelo Elizondo (foto) define como “la pelea entre tres modelos de Argentinas distintas y en pugna ” un fenómeno que  ha explotado con la pandemia.

Elizondo destaca qué “hay una Argentina demócrata progresista, más ilustrada y liberal , otra representada por los habitantes del  conurbano de las grandes ciudades que está más a favor de un modelo regulado estatista distribucionista y la tercera que representa a la gente que vive en las zonas rurales o trabaja en el campo que es la menos conflictivas de las tres”.

La Argentina Democrataprogresista esta más consustanciada con valores como una justicia independiente, el derecho a la propiedad privada, una legislación laboral moderna, un sector privado como motor del crecimiento, un estado que debe reducirse, una reducción de la emisión monetaria sin respaldo, liberación del cepo cambiario y menores subsidios.

La Argentina Del Conurbano está más identificada con una justicia regulada por el estado, leyes laborales inflexibles, menos a favor del derecho a la propiedad privada, quieren un estado protector distribucionista que subsidie a las clases más pobres y cobre altos impuestos a las clases más ricas, una economía regulada y protegida y el mantenimiento del cepo cambiario.

Por último la Argentina Ruralista es la que vive en el campo, cuyo principal objetivo es la producción de materias primas para el consumo interno y la exportacion, el respecto de la propiedad privada, leyes laborales más flexibles, un estado desregulado que deje de subsidiar y baje impuestos en particular las  retenciones y liberación del mercado cambiario.

El Banderazo del 20 junio en contra de la expropiación de la empresa cérealera Vicentin identifica a la democrata progresista con la rural y la manifestación del 17 de octubre más identificada con la población de los conurbanos.

Elizondo define que será muy difícil en el corto plazo que estos sectores se pongan de acuerdo en particular por la puja distributiva y los valores que defienden y para encontrar niveles de conflictividad social tan altos debemos remontarnos a fines del 2001.

En tanto que para encontrar niveles tan altos del dólar paralelo hay que remontarse a las grandes crisis. La contracara de este dólar paralelo y esta brecha es el BCRA vende permanentemente dólares en el mercado oficial y sigue perdiendo reservas internacionales líquidas que están muy cerca de cero.

Las recientes medidas que encarecieron y sumaron restricciones a la demanda de dólares oficiales de las personas (lo referido al cupo de los US$ 200) y las empresas (lo vinculado a la cancelación de deuda privada externa), junto a las modificaciones en el mercado del dólar contado con liqui por ahora no frenaron las ventas del BCRA.

Pero la preocupación del Gobierno reside también en la caída que han experimentado los depósitos en dólares en los bancos que en la actualidad llegan a unos US$ 15.000 millones. El valor mínimo de los últimos años fue menos de US$ 7.000 millones a finales de 2013 previo a la devaluación de enero 2014.

Buena parte de los depositantes en dólares es un público minorista promedio no sofisticado que retira dólares pero hasta un punto determinado. El máximo rozó los US$ 32.500 millones en agosto 2019. De los US$ 16.000 “y pico” millones de depósitos privados actuales, algo más de US$ 12.000 millones están encajados en el BCRA y suman a las reservas brutas algo más de US$ 40.000 millones.

El resto está prestado a empresas exportadoras. O sea, la caída de los depósitos en dólares o disminuye las reservas brutas del BCRA o hace caer el stock de préstamos en dólares (si se cancelan líneas).

Para explicar el momento actual varios economistas señalan que lo económico es una mezcla de herencia negativa anterior en lo estructural y coyuntural y a todo esto se suma el desbarajuste macroeconómico provocado por la cuarentena. Pero para no equivocar el diagnóstico es probable que  el  desenlace  de esta crisis cambiaria tendrá que ver en la solución de un grave problema político institucional y el acuerdo entre tres Argentinas en pugna por imponer distintos modelos socioeconómicos.

Por N P