BUENOS AIRES (ANP) El retraso cambiario que llevará al dólar oficial a un dólar oficial más bajo que el heredado para el segundo semestre se combina con una reticencia en la liquidación de exportaciones y una tendencia a la baja de los precios internacionales agrícolas, en contraposición a la suba esperada para el petróleo, lo que configuraría una «tormenta perfecta» para el comercio exterior argentino para fines de 2024.
El pronóstico fue formulado por el director de la consultora Economía & Ética, Diego Giacomini, quien cuestinó al «tridente» conformado por el presidente Javier Milei, el ministro de Economía, Luis Caputo, y el titular del Banco Central, Santiago Bausili, por estar «convencido de que su crawling peg del 2% mensual ‘vino para quedarse’, con la intención de «dar de baja el ‘dólar blend’ el 30 de junio de 2024 y luego, que en el segundo semestre 2024 todas las exportaciones se liquidaran al dólar oficial, que seguiría deslizándose al 2% mensual».
Si embargo, Gacomini relativizó la consistencia de esa estrategia, al señalar que «tomando un dólar oficial en términos reales base 100 de noviembre 2019 cuando Macri puso el Cepo, significaría un dólar de 59 a fin de mayo 2024; de 52 en julio 2024 y de 44 en diciembre 2024», es decir una apreciación cambiaria mayor a la vigente en noviembre de 2023, cuando el ex ministro Sergio Massa lo había dejando en un nivel de 57.
Asimismo, el dólar oficial se ubicaría un 26% más que el promedio del último año de Convertibilidad (2001) y un 7% más en diciembre, con una estructura de costos relativos y una presión tributaria más elevadas que entonces.
De esta forma, Giacomini concluyó que «a igual tipo de cambio real que en el pasado, la situación actual del sector privado exportador es
mucho más difícil que en dichos momentos históricos pasados» o, dicho de un modo más crudo, «producir y ganar dinero es hoy mucho más difícil o directamente imposible que en el pasado con los mismos tipos de cambio».
En ese contexto, sostuvo que «si las intenciones del gobierno son continuar con el crawling peg a ‘toda costa’ y se ‘sale con la suya caiga quien caiga’, está claro que hay que liquidar ‘ya’ todo lo necesario para seguir produciendo y vivir, mientras que el excedente habría que
guardarlo esperando que esta política del crawling-peg no ‘de para más’, se ‘muera’ y tenga que ser cambiada por otra».
«Sería un error ‘guardar’ exportaciones y liquidarlas dentro de dos, tres y/o cuatro meses para seguir produciendo y viviendo, ya que serían liquidadas a un dólar que ‘rendiría’ menos a futuro.», advirtió, además de proyectar que «se espera que las exportaciones valgan cada vez menos, pero haya mayores costos de producción».
En ese sentido, puso de relieve las estimaciones que esperan los mercados internacionales son que el bushel de soja baje de US$ 1.200 a US$ 1.060; el de trigo de US$ 612 a US$ 520 y el maíz de US$ 453 a US$ 395, pero al mismo tiempo «se espera que el barril de WTI suba de US$ 78 a US$ 86 de aquí a mayo de 2025», lo que complicará el frente externo.