El repaso de los índices de precios al consumidor de mayo en América Latina vuelve a dejar en claro la brecha entre la inflación argentina y la del resto de la región, al punto que en seis países se registró un fenómeno que por estas latitudes no ocurre desde hace 22 años: deflación.
Mientras en algunos despachos oficiales se celebra que después de cinco meses pudo quebrarse la tendencia ascendente y el mes pasado el IPC fue seis décimas de punto inferior al de abril, en rigor el 7,8% desentona con una realidad latinoamericana en la que -salvo Venezuela- todos los países cerraron mayo con cifras inferiores al 1%.
Fuera del 7,8% de la Argentina y el 7,6% de la medición alternativa del Observatorio Venezolano de Finanzas, el índice más alto de América Latina fue el 0,59% de Nicaragua, en un listado seguido por Bolivia (0,57%), Colombia (0,43%), Perú (0,31%) y Brasil (0,23%).
En el extremo opuesto, seis países (uno de Sudamérica, otro de América del Norte, otro del Caribe y tres de América Central) terminaron mayo con precios al consumidor inferiores a los de abril: Uruguay (-0,01%), El Salvador (-0,1%), Costa Rica (-0,11%), República Dominicana (-0,20%), México (-0,22%) y Guatemala (-0,36%).
La medición interanual muestra a Venezuela y la Argentina en los primeros puestos, con 458% y 114,2%, respectivamente, a considerable distancia del resto: el perseguidor inmediato es Colombia con 12,36%.
El resto se mantiene con alzas interanuales de un dígito y dos de ellos hasta con índices inferiores al 1%: Costa Rica con 0,88% y Panamá con 0,4%. Dos países en los que la inflación en un año es menor a la que la Argentina registra en una semana.