La inflación y, en menor medida, el dólar y la situación fiscal suelen dominar la atención de todos aquellos que requieren de la opinión de los economistas a la hora de evaluar la situación del país. Pero un dato del último Relevamiento de Expectativas de Mercado (REM) sobresalió por marcar un quiebre en la tendencia de crecimiento de la economía después de la irrupción de la pandemia: la mayoría de los pronósticos coincide en que habrá una caída de la actividad económica en 2023 y que el mal desempeño del Producto Bruto Interno (PBI) se reiterará en 2024.
De esta manera, no solo se echará por tierra con el discurso oficial de supuestos «tres años consecutivos de crecimiento», sino que se vuelve a poner en discusión si la mejora de la actividad en 2021 y 2022 no obedeció a un rebote técnico, luego de tres años de retracción, uno de ellos con un derrumbe de la actividad en el epicentro de la pandemia y la cuarentena.
Los economistas consultados por el Banco Central proyectaron una variación real negativa del PBI del 3% en 2023 y también una baja del 0,6% para 2024. Con las reservas del caso que implica una previsión a dos años en una economía imprevisible, estiman que en el lejano 2025 la economía crecería un 2,6%.
Por su parte, la consultora Invecq advirtió que «la actividad empieza a mostrar signos de agotamiento cada vez más claros» y que luego de la caída del EMAE en abril, «es posible que la economía haya caído en mayo», en un escenario marcado por la heterogeneidad: brutal caída de la actividad agropecuaria y todas las conexas (transporte e industrias de la alimentación, entre las principales) y mejoras en minería y energía, de la mano del litio y Vaca Muerta, en especial a partir de los resultados esperados a partir de la puesta en funcionamiento del Gasoducto Néstor Kirchner.
Para adelante, la entidad dirigida por Esteban Domecq espera «una mayor recesión» con la señalada heterogeneidad. Al respecto, destacó que «a pesar de un entorno sumamente delicado, la producción manufacturera ‘aguanta’ por el desempeño de algunos sectores en particular», como “Industrias metálicas básicas”, “Refinación del petróleo, coque y combustible nuclear”, y “Vehículos automotores, carrocerías, remolques y autopartes”, que crecieron 12,3%, 12,1% y 10,5% -respectivamente- en los primeros cinco meses de 2023.
«Hacia adelante, las perspectivas tampoco son favorables», advirtió Invecq, que indicó al respecto que «pese a que el impacto de la sequía comenzará a disiparse paulatinamente, la actividad muestra signos de agotamiento cada vez más claros, y el ‘divorcio’ entre los pocos sectores dinámicos (energía, minería, entre otros) y el resto de la economía se profundizará.
La consultora añadió que «dada la situación crítica en materia cambiaria y de reservas -y sin muchas herramientas al alcance de la mano- es probable que el Gobierno recurra a su receta habitual: endurecer el cepo».
«De esta manera, en los próximos meses enfrentará un importante trade-off: pisar aún más las importaciones para descomprimir la tensión cambiaria, pero a costa una mayor recesión en plena carrera electoral», finalizó.