La implementación de programas de controles de precios por parte de los gobiernos genera un problema que, en teoría, tendrían que subsanar. Como los acuerdos se cierran con las grandes cadenas de supermercados e hipermercados, cuyos clientes son en general sectores medios y medios-bajos, no hacen más que ampliar la brecha con los precios de mercados barriales, almacenes y otros comercios de cercanía, que quedan fuera del programa y al que recurren los sectores más vulnerables.
De esa manera, los programas no hacen más que profundizar las brechas de precios en perjuicio de pobres e indigentes, aunque eso no quede en evidencia en las estadísticas oficiales, si se tiene en cuenta que el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC) prioriza a los supermercados en las mediciones del Índice de Precios al Consumidor.
La situación fue considerada en el terreno por la consultora Ecolatina, que concluyó que «mientras que en el canal moderno (supermercados, hipermercados) se observó una mayor incidencia» del Programa Precios Justos, «en el canal tradicional (almacenes, pequeños comercios de cercanía) -no cubierto por el acuerdo y con menor trato directo con el Gobierno- el aumento de precios de los productos atravesados por Precios Justos fue mayor».
«Esto no es algo novedoso de este programa, sino que se trata de una situación que se repitió a lo largo de los últimos diez años con controles de precios», señaló.
Ecolatina comprobó que, por ejemplo, «en el canal tradicional el agua creció 10 puntos porcentuales por encima del canal moderno; los fideos, +9 p.p; la leche, +7 p.p; los yogures, +6 p.p», con unas pocas excepciones como el pan fresco (-5 p.p), la harina (-7 p.p.), el aceite puro (-6 p.p.), la yerba mate (-1 p.p.) y el azúcar (-8 p.p.).
«Más aún, si se toma sólo diciembre y enero, meses donde no hubo actualizaciones en los precios que estaban congelados (en noviembre y febrero actualizaron 4% y 9% respectivamente), la diferencia es aún más profunda», advirtió.
Asimismo, remarcó que esa brecha provocó «un impacto más severo sobre los sectores más vulnerables» y en base a la última Encuesta de Gasto de los Hogares del INDEC indicó que «los hogares del 10% de menores ingresos destinan sólo el 15% de sus gastos en alimentos y bebidas al canal moderno, mientras que ese porcentaje crece a 45% en los hogares del 10% de mayores ingresos».
«Si bien el plan logró cierto impacto, posiblemente no haya tenido la misma repercusión en hogares con menores ingresos, ya que casi no compran en supermercados y destinan un mayor porcentaje de sus ingresos a bienes de primera necesidad en pequeñas superficies de venta, donde los precios han tendido a aumentar más», remató.