Buenos Aires – (ANP) – La implementación de un nuevo tipo de cambio especial para el campo de $200 durante 25 días de septiembre, despertó entre otros sectores de la economía los reclamos de contar con un beneficio similar.

Tal es el caso de los productores de vino. Pero ese no sería uno de los problemas del desdoblamiento temporario. Al gobierno le va a resultar complicado levantar la medida al vencimiento del plazo establecido.

La cotización especial para los productores de porotos de soja generó una rápida respuesta. En una semana las liquidaciones superaron los u$s1.300 millones. Si se cumple el acuerdo firmado con las cerealeras días atrás el Banco Central va a poder embolsar unos u$s5.000 millones.

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El problema va a ser octubre: es previsible que una vez cerrado el plazo para vender a $200, los productores retengan el grano a la espera de que el gobierno vuelva a abrir la puerta.

El economista de la Fundación de Investigaciones Económicas Latinoamericanas (FIEL), Juan Luis Bour, plantea que “no hay muchos antecedentes rescatables de una medida reversible como la anunciada, a menos que no se revierta”.

“En efecto, frente a la alternativa de no reversión surge la cuestión que una caída del precio a partir de octubre gatillaría una ‘espera’de parte de productores y exportadores a que se restablezca un precio más alto en el futuro”, sostiene Bour en la última edición de la revista mensual de FIEL, Indicadores de Coyuntura.

 

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El analista sostiene que “ello a su vez llevaría rápidamente a una caída de las reservas del Banco Central (a menos que se reprimieran ferozmente las importaciones), obligando a establecer una nueva ventana con un dólar más alto para convencer al productor”.

En ese caso, Bour realiza una estimación de a cuánto debería reabrir el “dólar soja” para abril del 2023: “A una tasa mensual del 5.7% de devaluación del oficial, ello implicaría que para abril de 2023 (7 meses) el tipo de cambio sojero debería superar los 290 pesos por dólar para mantener su valor ‘en términos dollar-linked’”.

El economista de FIEL advierte que “otra alternativa es la prórroga del mecanismo sine-die con
actualización más débil, pero ello llevaría a frenar las liquidaciones para la próxima cosecha, volviendo al punto de partida”.