BUENOS AIRES (ANP).- La victoria de la Selección Argentina de fútbol 1 a 0 ante Ecuador deja una enseñanza que el equipo argentino pareció olvidar y es que “no todas las pelotas van al 10”, como dice la canción.

Que Messi sea un genio, que a los 36 años sea el jugador más desequilibrante del equipo, es un mérito para su inmensa carrera, pero también un llamado de atención para sus compañeros de equipo, y para el funcionamiento colectivo.

Si algo sucedió entre la Copa América ganada en Brasil, y el Mundial de Qatar, es que el equipo jugo “con Messi” y no dependió exclusivamente se su genialidad.

Claro, van 75 minutos, tuviste pocas ocasiones claras de hacer un gol, viene un tiro libre y Messi la cuelga de un ángulo, y su figura se vuelve a acrecentar, a la vez que se empequeñece la de quienes están a su alrededor.

Pero está claro que Messi necesita que otros jugadores “aparezcan” por los costados para el descargar. Que Rodrigo de Paul (que se comió el personaje de ser “el guapo del equipo”) no le tire todas las pelotas a él, o que Lautaro Martínez haga algo más que jugar de “pivot” para que “el 10” le pegue de frente.

Hay que dejar de lado la mediocridad de los locutores devenidos a hinchas que se la pasan gritando “¿dónde está el Messias?” o “pasenlé la pelota al 10”, cuando hay otras variantes disponibles.

Messi llegará a la próxima Copa América con 37 años y un desgaste superlativo. Desde hace tiempo que no se le puede pedir la explosión que lo llevó a ser uno de los mejores jugadores de fútbol de todos los tiempos. Tiene remate al arco con la pelota parada, sabe dónde y a quién darle la pelota, es difícil sacarle el balón cuando la tiene en los pies, lo que es muchísimo, pero no le podés tirar todas las pelotas a él, ni a nadie.

Otro dato a destacar, fue la “invención” de poner a Alexis Mac Allister de “doble 5” para tener una salida más prolija. Es perder un jugador que si algo sabe es explotar bien los espacios, y generárselos.

Es muy probable que Messi no juegue el martes contra Bolivia, a las 17.00, en el estadio Hernando Siles de La Paz, ubicado a 3.577 metros de altura sobre el nivel del mar. Ahí habrá que ver cómo “lo colectivo” intenta reemplazar la falta de eximio jugador. Algo que Argentina ya vivió, cuando dejó atrás a Diego Maradona.

Por NP