BUENOS AIRES (ANP).- Katherine Moscoso vivía en la localidad bonaerense de Monte Hermoso y tenía 18 años cuando uno o más asesinos que aún permanecen en el anonimato la mataron salvajemente, se cree que por defenderse de un intento de violación. La joven, que padecía un retraso madurativo, sufrió un terrible tormento: aún estaba viva cuando fue enterrada en un médano, así de macabro.
Semejante brutalidad se encaminaba a ser otro femicidio horroroso hasta que alguien se cansó de tanta impunidad y fue a más. Un segundo vecino decidió protestar también, otro se sumó, hasta que de pronto Monte Hermoso se vio envuelto en una pueblada feroz en la que pagaron sospechosos y autoridades. Fue el 24 de mayo de 2015, una semana después de que la joven desapareciera.
Katherine era una chica signada por la mala suerte. Con una madre ausente y un padre fallecido poco tiempo antes, fue criada por sus tíos y una abuela en un hogar humilde. Su retraso y los escasos recursos económicos la colocaba en una inevitable situación de vulnerabilidad, que se cree alguien aprovechó la noche anterior a su muerte para sacarla del boliche al que había ido con una amiga.

Conocida y querida por los vecinos, su brutal asesinato desató una ola de violencia que terminó en otra muerte y en incendios. Los lugareños fueron primero por el abuelo de uno de los sospechosos, un tal Carlos «Canini» González, de 70 años, al que todos señalaban como proxeneta. Si era o no culpable no se sabe, pero no le dieron tiempo a declarar: lo mataron a golpes, sin derecho a réplica.
Lejos de terminar, la pueblada siguió escalando y terminó en los incendios de la Municipalidad, la comisaría, la Fiscalía, un museo y la casa de un funcionario local de seguridad, según informó hace diez años Clarín. Eran tiempos en que ya asustaban las cifras de femicidios y los políticos se limitaron a cruzar acusaciones el día después de la barbarie por la inacción oficial.
Por el desmadre fueron condenados siete vecinos, pero las penas fueron de poco más de 3 años y, aunque se les perdió el rastro, ya deberían estar libres. Solo uno de los acusados logró escapar, aunque fue detenido el año pasado para cumplir su condena.
Al presente, el asesinato de la joven sigue sin resolverse. Según una nota de Infobae de 2020, su tío Ezequiel recorría sin suerte distintas oficinas públicas pidiendo que se activara la investigación, pero sin resultados, y al cabo de los años concluyó en que su sobrina había sido captada para una fiesta sexual y que, al negarse, fue golpeada y dada por muerta. El encubrimiento de las pruebas y el congelamiento de la causa fue lo que llevó a este hombre a esta teoría tanto o más escalofriante que el terrible fin de Katherine.