BUENOS AIRES (ANP).- Las críticas contra el presidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva por su decisión de vetar el ingreso de Venezuela al grupo de los Brics, actualizan el debate sobre “democracia o dictadura en América Latina”, donde crece el electorado más conservador.
No hay duda de que el mandatario se ha inclinado por respaldar la opinión de la mayoría de los gobiernos latinoamericanos sobre Venezuela, cuyas elecciones del 28 de julio no pueden ser consideradas democráticas, opinó el Centro Carter, una institución independiente con antecedentes en Caracas.
Estados Unidos y la Unión Europea tampoco avalaron el triunfo de Nicolás Maduro. Pero el presidente venezolano fue reconocido por China, Irán y Rusia, entre otros países, quienes no tuvieron en cuenta las denuncias de fraude del candidato de la oposición venezolana, Edmundo González.
De todos modos fueron las críticas de Lula, un ex obrero metalúrgico que durante su primera presidencia (2003-2010) sacó a casi 30 millones de brasileños de la pobreza, las que más enardecieron a los chavistas y a los sandinistas.
El presidente nicaragüense, Daniel Ortega, calificó de “traidor, servil y arrastrado” a su colega brasileño, luego de que el mandatario pidiera repetir las elecciones en Venezuela, cuyas actas de los comicios jamás fueron presentadas por el gobierno bolivariano.
Al final, Maduro asistió en la ciudad rusa de Kazán a la reunión de los países emergentes Brics (grupo formado por Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica), realizada entre el 22 y 23 de octubre, pese a que Lula vetó su ingreso al bloque que Brasil cofundó en 2009
Sin embargo Lula, un antiguo aliado del padre de la Revolución Bolivariana, el fallecido ex presidente Hugo Chávez, no concurrió a dicho encuentro, alegando haber sufrido un accidente doméstico.
Los médicos le recomendaron evitar los viajes largos en avión. Por ese motivo, tampoco asistirá a la cumbre del clima (COP29), que se realizará en Bakú, Azerbaiyán, del 11 al 22 de noviembre próximo.
La actitud de Lula con Maduro dividió las aguas en un continente que recién ahora mira con ojos más críticos a los procesos revolucionarios que se extendieron por el continente tras el triunfo de la Revolución Cubana en 1959.
Con su consigna de que “ningún brasileño pasará hambre”, el primer gobierno de Lula “fu
e excelente”, dijo el analista Gustavo A. Cardozo, en declaraciones a la agencia Nuevas Palabras.
“Básicamente, acá en Brasil hubo mucha presión en contra de que Lula apoye a Maduro (foto), principalmente en sectores bolsonaristas (del ex presidente Jair Bolsonaro).También los gobiernos locales han pedido mucha revisión en cuanto a la política de Brasil con Venezuela”, dijo Cardozo, profesor de Relaciones Internacionales de la Universidad Regional del Noroeste del Estado brasileño de Rio Grande do Sul (UNIJUÍ).
El investigador señaló que Lula “no podía dejar pasar por alto el fraude electoral cometido por Maduro, porque eso le está provocando a Brasil un problema muy grande con el éxodo de decenas de venezolanos por el norte del país, en la zona de la Amazonia”.
“Esa situación está desbordando muchas veces el sector de salud en los estados que limitan con Venezuela”, explicó el analista.
Para Cardozo, “la situación de Venezuela se ha transformado en un problema que Lula no puede sostener. El mandatario, por otra parte, está trabajando mucho en la Franja de Gaza, trayendo inmigrantes brasileños que viven en esa región, así como a palestinos con familia en Brasil”.
Una encuesta de la consultora Pew Research Center, realizada a fines de septiembre, señaló que el 48% de los brasileños apoya la gestión de Lula. Por otra parte, un 32% consideró que su país se ha vuelto más democrático desde que el líder del PT regreso a la presidencia.
Lula fue condenado en 2017 a 12 años de prisión por los delitos de corrupción pasiva y lavado de dinero, lo que le impidió en 2018 participar de las elecciones presidenciales que ganó el ultraderechista Bolsonaro.
Tras pasar 580 días en la cárcel, la justicia brasileña revocó la condena que había recibido en el marco de la llamada Operación Lava Jato. En 2021, el Supremo Tribunal Federal (STF) señaló que no se le habían respetado sus derechos durante el proceso judicial.
Fiel a su estilo contestatario, Lula ha mantenido en los últimos tiempos muchas polémicas no solo con Venezuela, sino también con Bolsonaro, el gobierno de Israel, al que acusó de cometer un “genocidio” en Gaza, el presidente argentino, Javier Milei, y el magnate tecnológico Elon Musk, entre otros.
De todas formas, hay un avance de la derecha y la ultraderecha en región. En las elecciones presidenciales de Uruguay, celebradas el 27 de octubre, la gobernante coalición de centroderecha del presidente Luis Lacalle Pou frenó las expectativas del izquierdista Frente Amplio (FA) de ganar en primera vuelta, y forzó un ballotage para el 24 de noviembre.
¿Traidor o demócrata? Lula, de 79 años, sabe muy bien que su destino en la historia latinoamericana va mucho más allá de esta elección.