Buenos Aires, (ANP)- La constante y permanente crisis económica que soporta la sociedad argentina prácticamente desde la década del 70′ ha ido carcomiendo los ingresos de la sociedad. La última vez que la clase media tuvo chances de pedir un préstamo hipotecario y comprarse un departamento fue hace 30 años. Luego de la salida de la convertibilidad y el retorno de la inflación, la meta alcanzable era un auto cero kilómetro y un viaje al exterior. Hoy la licuación de ingresos es tal que el aspiracional ya pasó a ser comprar alguna prenda de primera marca en un shopping.

El análisis surge a partir de un estudio que realizó la Fundación Protejer, que reúne a empresarios textiles nacionales. El gran centro comercial, según señalan, está ya ahora focalizado en la clase media alta y alta. Ya no es tan amplio como cuando comenzaron a expandirse este tipo de establecimiento en la década del 90′. En aquellos años, trabajadores y empleados iban a los shoppings a adquirir indumentaria y entonces las encuestas del INDEC reflejejaban eso en la encuesta de consumo de los hogares.

Eso ya no pasa dicen en Protejer, pero el organismo estadístico mantiene la ponderación de 2004 en la canasta de productos y servicios de los hogares . De ello resulta que los precios que se relevan allí son más altos de los que se puede conseguir una prenda en un comercio común a la calle.

Si se toma el precio de una remera de primera marca de alguno de los locales en centros comerciales, el 50,3% está compuesto de impuestos; el 12,2%, costos financieros; 12,7% alquileres; 9%, logística y comercialización; 4,8%, gastos de marca; el 2,5%, publicidad, y tan solo el 8,5% es puramente el costo de la prenda a nivel industrial.

Es posible que un empresario que le venda telas a un comercio de Flores y a una marca importante, encuentra que el precio de un pantalón en el barrio porteño es de $15.000 mientras que en el shopping vale $110.000.  Los empresarios entienden perfectamente que en definitiva, la diferencia entre unos y otro la convalida la capacidad de compra de los salarios que se ha desplomado.

La única variable que ha ido siempre para abajo en los últimos 20 años ha sido el salario real. Con relación a octubre del 2016, los salarios actuales perdieron 25,4% de capacidad de compra, según datos del INDEC. Los no registrados perdieron mucho más, 55,1%.

¿Cómo se demuestra esto?

Para los economistas liberales la importación disciplina los precios. Puede ser cierto, pero no siempre. En Protejer reconocen que durante el período de gobierno de Alberto Fernández, que se suponer era proteccionista, hubo mas importaciones que durante el gobierno de Mauricio Macri. Sin embargo los precios de la ropa subieron mas que el IPC. La inflación subió 1.147%, mientras que la ropa creció a 1.467%.

¿Qué es lo que ocurrió durante ese período?

El Gobierno pisó las tarifas, lo que generó un incremento transitorio del poder de compra de los salarios. Al aumentar la demanda de indumentaria, las empresas subieron los precios y el consumidor convalidó los precios más altos.

En el período de Macri había ocurrido la inversa. Como habían subido las tarifas, la gente tuvo menos pesos para gastar en el bolsillo y los precios subieron menos que la inflación. Entre 2016 a 2019 la inflación general subió 183%, pero prendas de vestir y calzado lo hizo al 136%.

Subieron las importaciones, pero no bajaron los precios

Y el tercer punto es que en el mercado local entre el 55% y el 60% de lo que se vende tiene componentes importados o es ropa importada.  La ropa que se vende en los grandes centros comerciales es mayormente importada y más cara, cada vez más lejos de los salarios de los empleados. En otros términos, lo importado no sirvió para bajar los precios.

Jorge Sorabilla, secretario de Protejer y dirigente de la UIA lo afirma claramente: «la importación no disciplina los precios, lo que disciplina los precios son los salarios».  El estudio que hace Protejer indica que el poder de compra de los salarios en blanco cayó 25% entre 2016 y la actualidad, y el de los asalariados informales bajó el 55%.

El dolor del ya no ser

El carácter simbólico que tiene la ropa para la clase media hace estallar las quejas por los precios, porque se nota el deterioro. Muchos de los que ahora notan la distancia tal vez hayan votado a Javier Milei.  ¿Que está ocurriendo hoy?..en la medida en que se retrasa el tipo de cambio, los costos y los precios en dólares suben. Pero los salarios no acompañan de la misma manera, por el contrario, van por detrás.  Eso confirma  el hecho de que «la ropa está cara», y puede ser cierto.

La ropa de primeras marcas está bastante cara para el nivel adquisitivo de la mayoría de la población. El que antes compraba un jean de marca reconocida hoy tiene que empeñarse en un absurdo crédito a un año para poder adquirirlo o sino tiene que adquirir la misma prenda, con el mismo componente. a menos de la mitad de precio en algún local de barrio.

Hoy el valor de la ropa en Argentina puede resultar caro en dólares, comparado con otros países, porque el tipo de cambio está atrasado. Hay que recordar que cuando se produjo la devaluación de diciembre, el precio en dólares se desplomó y los uruguayos venían a la Argentina a llevarse toda la ropa posible. En aquel momento no se comparaba con el precio de un pantalón en Miami.

El presidente de Protejer, Luciano Galfione, lo expresa de esta manera: «en Argentina no es difícil producir de manera competitiva, lo difícil es comerciar».