Buenos Aires, abr 24 (ANP) .- La renuncia de Sergio Moro al Ministerio de Justicia y Seguridad Pública marca un quiebre para la gestión del Presidente Jair Bolsonaro, y evidencia la crisis de liderazgo que atraviesa Brasil frente a la delicada situación sanitaria del coronavirus.

Moro, el ex juez federal que protagonizó las causas de Lava Jato y el personaje más popular dentro del gabinete, hacía varios días que tras bastidores venía mostrando su descontento a la conducción política de Bolsonaro frente a la pandemia. Incluso estuvo a favor del ex ministro de Salud, Luiz Henrique Mendetta, en su disputa con el presidente.

Con la salida de Moro del Gobierno, lo más probable es que se separen las carteras de Justicia de la de Seguridad Pública, cumpliendo un antiguo deseo de Bolsonaro. Ante ese escenario, el actual jefe de la Secretaría General, Jorge Oliveira, policial militar de reserva del Distrito Federal y amigo personal del presidente, asumiría las responsabilidades de Seguridad Pública.

Para Justicia, el nombre más fuerte que suena es el del secretario de Seguridad Pública del Distrito Federal, Anderson Franca, también cercano al mandatario. Existe también la posibilidad que el ex diputado Alberto Fraga, otro “amigo personal” de Bolsonaro, asuma funciones jerárquicas en Seguridad Pública a partir de estos cambios.

Moro renunció hoy al Ministerio de Justicia y Seguridad Pública brasileño por diferencias con el presidente, Jair Bolsonaro. El ex juez federal tomó la decisión criticando la insistencia del presidente en reemplazar al Director General de la Policía Federal, Maurício Valeixo, para lograr tener acceso directo a información e informes de inteligencia de la institución, con lo que violaría la autonomía de la policía del Poder Ejecutivo.

El ahora ex ministro afirmó que el decreto presidencial publicado en el Boletín Oficial, redactado para ese fin y sin su aval, fue “una señal de que el Presidente me quiere afuera del cargo”.

En su argumentación, Moro buscó desmarcarse de Bolsonaro al afirmar que él siempre defendió y luchó por la autonomía de la Policía Federal, y de todas las instituciones bajo su responsabilidad de Ministro.

Destacó esa característica de la corporación durante los dos gobiernos del ex presidente Lula y el de Dilma. Suena irónico que el ex juez del Lava Jato destaque la autonomía de la Policía Federal durante los gobiernos del PT, y busque así marcar diferencias con el gobierno actual. Sobre todo, luego de que los mensajes en Telegram publicados el año pasado evidenciaran la animosidad política entre él, entonces juez de la causa, y el fiscal Deltan Dallagnol, a cargo de la investigación Lava Jato, que terminó en la condena a prisión a Lula, favorito en las encuestas para las elecciones presidenciales de 2018.

Al asumir su cargo, Moro destacó su rol para ser “garante de la imparcialidad y autonomía de las instituciones”. En su renuncia, recordó la “carta blanca” recibida por el entonces Presidente electo Bolsonaro para nombras a todos sus asesores, inclusive en la Policía Federal.

La idea, según Moro, era “buscar un nivel de formulación de políticas públicas para profundizar el combate contra la corrupción y lograr mayor efectividad en la sanción de crímenes violentos e investigación del crimen organizado”, algo que parece haber quedado atrás con su dimisión.

Moro era el hombre más popular del gabinete de Bolsonaro, se mostraba como un superministro, y como el hombre indicado para purgar los cuadros corruptos de las instituciones judiciales federales y de las fuerzas de seguridad, entre ellas la Policía Federal.