BUENOS AIRES (ANP) La coexistencia a lo largo de casi cuatro años de una inflación en ascenso con controles de cambios, precios y tarifas, terminó por configurar una realidad de la que será difícil salir en el corto o el mediano plazo, como es una dispersión de precios que no hizo más que profundizarse desde la asunción del presidente Alberto Fernández en diciembre de 2019.
Los datos relevados por la consultora Invecq muestran que en los 45 meses transcurridos hubo una inflación general del 648,2% que, una vez que se observa la información desagregada, deja en evidencia que el promedio dista de reflejar una situación homogénea.
La entidad presidida por Esteban Domecq señaló que en ese lapso, la brecha entre el dólar blue y el oficial se ensanchó un 84,3%, pero en materia de precios al consumidor la diferencia es incluso mayor: el rubro Comunicación tuvo desde diciembre de 2019 un aumento del 368,3%, en tanto Prendas de vestir y calzado creció en el mismo período 868,8%, es decir que la diferencia entre las dos variables más que se duplicó, llegando por el momento al 106,9%.
«La dinámica inflacionaria actual profundiza un fenómeno que viene manifestándose hace ya varios meses: una importante dispersión de precios», destacó Invecq, que detalló al respecto que en agosto «la suba de ‘Alimentos y bebidas no alcohólicas’ fue 3,5 veces superior a la de ‘Comunicaciones’ -el rubro de menor variación, +4,5% m/m-; pero si ampliamos el horizonte temporal queda de manifiesto la notable la distorsión y desalineamiento de precios relativos».
Lejos de representar una curiosidad estadística, la dispersión de precios esconde que los sectores socialmente más vulnerables llevan la peor parte de la crisis: además de la Indumentaria, que lidera los aumentos, el caso de Alimentos y bebidas no alcohólicas -el rubro de mayor ponderación y casi exclusivo en los sectores pobres e indigentes- tuvo un alza del 716,7% desde diciembre de 2019.
En este último caso, la brecha respecto del IPC general asciende al 9,1%, mientras que la diferencia entre Prendas de vestir y calzado con el índice global es del 29,5%, lo que no solo relativiza la validez de tomar el IPC como referencia sino también la de las mediciones de la evolución del salario real.
«En los próximos tres meses probablemente se sigan viendo variaciones mensuales dos dígitos», pronosticó Invecq. atendiendo al efecto del arrastre estadístico que implica que la devaluación oficial se haya realizado el 14 de agosto.
En ese sentido, puntualizó, «hay que considerar que el IPC es un índice de precios promedio: la inflación de la segunda quincena fue muy superior al 12,4% m/m, y deja un importante arrastre para el mes siguiente».
«Por otro lado, el guarismo de octubre-noviembre dependerá principalmente del resultado electoral y de la dinámica cambiaria, pero existen altas probabilidades que el Gobierno se vea forzado a ajustar nuevamente el tipo de cambio oficial tras las elecciones. Esto desencadenaría en una situación similar a la ocurrida posPASO; o, dada la mayor nominalidad e incertidumbre como punto de partida, en niveles de inflación inclusive superiores, que podrían ser el comienzo de una mayor espiralización de los precios internos», finalizó.