Buenos Aires, (ANP- Felipe Lamiral) – De acuerdo a la consultora económica LCG la morosidad en préstamos personales trepó en abril al 4,6%, mientras que en tarjetas de crédito llegó al 2,9%, en tanto que se agravó entre mayo y junio.

Diversas entidades bancarias señalan que la tendencia continuó en mayo y junio, afectando a hogares de distintos niveles de ingresos. 

Frente a esta información la organización dijo que “el aumento en los niveles de morosidad en el sistema financiero comienza a generar preocupación en el sector bancario y entre analistas económicos».

«Si bien aún no se trata de cifras alarmantes, los datos oficiales hasta abril muestran un deterioro en la capacidad de pago de las familias, lo que podría anticipar un freno en el consumo en los próximos meses”. dice el reporte.

En el caso de las tarjetas, los bancos advierten un patrón claro: primero, muchos usuarios comenzaron a pagar apenas por encima del mínimo requerido. Luego, directamente dejaron de cumplir con el pago mínimo, ingresando así en situación de mora. Esto no solo complica las finanzas de las familias, sino que también repercute en los balances del sector financiero, que debe contabilizar estas pérdidas crediticias esperadas bajo las normas internacionales (NIIF).

Entre los factores que explican el aumento de la morosidad se destacan el estancamiento del salario real y el alto costo del financiamiento. A pesar de cierta recuperación económica,  los ingresos no lograron acompañar el crecimiento de los préstamos. En comparación con el mínimo registrado en abril de 2024, los créditos personales se dispararon, mientras que el financiamiento vía tarjeta ya alcanzó sus niveles máximos.

“El crédito a las familias, que ha sido un motor clave para sostener el consumo, empieza a mostrar signos de saturación”, indican fuentes del sector bancario. En ese sentido, anticipan que podría haber una desaceleración en el ritmo de crecimiento del crédito al consumo, lo que pondría en duda la capacidad de sostener el repunte en las ventas y la actividad comercial.

Aunque por ahora los niveles de mora no representan una crisis, el escenario se vuelve más complejo si la tendencia continúa. El deterioro en la capacidad de pago de las familias podría ser una señal temprana de agotamiento del actual modelo de recuperación basado en el consumo financiado.

Por NP